sábado, 26 de diciembre de 2009

Extraños cruces de caminos

Los caminos de palabras son tan extraños como los caminos de la realidad, aunque no creo que las veredas palabreras difieran mucho de las vitales. Ahora que estoy intentando que no se me caigan tres cosas que me llevan todo el tiempo, que intento decidir para sobrellevar, o dejar, o abandonar, o relegar (que no es lo mismo aunque a veces me lo parezca), en un alto de dos horas en el camino me llegó un regalo de una profesora (gracias Pilar) que parece decirme que los senderos de palabras son mi camino. El libro se llama Por favor, sea breve, 2 y es una antología de cuentos cortos, cortísimos, como los que están de moda entre los blogger o los que yo mismo intento escribir de vez en cuando por aquí. Vaya coincidencia.

Aunque claro, no creemos en casualidades, o más bien, todo es casualidad para el que no comprende el mundo, y claro, ese soy yo. Así pues, las coincidencias así de bonitas son bienvenidas, recibidas con los brazos abiertos y una sonrisa. Ya en un primer vistazo he comprendido que el libro me iba a encantar, y sé que algunos, de los relatos que están ahí van a formar parte de mi repertorio de narrador oral, y entiendo que otros me enseñarán a hacer mis propios relatos con más sabiduría, y otros me dejarán pensando durante días, como a veces pasa cuando los dedos de algunas palabras te tocan directamente la neurona tonta.

sábado, 31 de octubre de 2009

Más caperucitas y más lobos


Había una vez un lobo gordo, viejo, enfermo de sedentarismo, mala comida y siglo XXI. Pero no por ello menos lobo, no por ello menos fiero, aunque algo menos mordedor que ladrador debido al pobre aspecto que su estampa transmitía.

Caperucitas hay muchas, y el lobo viejo es lobo experimentado, sólo hay que esperar una caperucita que se muestre sensible a palabras suaves con voz de fumador empedernido. El lobo sabía construir muy bien mentiras de caminos largos, y su instinto cazador le hacía tener la paciencia suficiente como para no desanimarse si alguna pieza despertaba de repente del hipnotismo de sus palabras para verle tal cual era, un lobo viejo, gordo y enfermo de siglo XXI.

Caperucita también es moderna, también es de este siglo, pero no deja de ser una caperucita con toda la vida por delante y un deseo animal recién estrenado, inocente, y quizás, maleable.

El lobo es, o se finge, romántico y la caperucita que el lobo espera también lo es, además es una caperucita curiosa que quiere saber lo que hay detrás de los árboles del bosque. El lobo ya lo sabe y promete enseñárselo sin peligros, sin publicidades que tanto daño hacen a las caperucitas.

Pero hay otros cazadores, cazadores de lobos, y cazadores de caperucitas, algunos tan depredadores como el lobo buscan caperucitas, otros, sólo buscan a los lobos porque hay cosas que en el siglo XXI son enfermedades.

Y aunque esta vez nuestro lobo viejo, gordo, enfermo y octogenario haya encontrado el amor. Y aunque esta vez caperucita con sus trece recién estrenados esté dispuesta a dejarse querer por la piel arrugada de la fiera enferma, los cazadores son implacables y caperucita termina en la moto de un quinceañero probando la hierba de la risa y unas manos inexpertas pero jóvenes; y el lobo en una cárcel manicomio donde no tiene acceso al bosque internauta, ni a las fotos de sus caperucitas.


Basado en el Trovador y La princsa de Khalilh Gibram. Imágenes de la red

sábado, 15 de agosto de 2009

Plagios, uso de los textos, ays...

CLON CLON CLON CLON CLON CLON CLON CLON

Hasta ahora, nunca he tenido problemas con los textos que voy poniendo aquí, en un par de ocasiones alguna persona que quiso usar alguno me lo comentó y yo, como no, encantado. Espero que todo siga así, pues no creo que mis textos sean sino los de un aprendiz con un largo camino por delante, cuyos aciertos son más fruto de la casualidad que de la conciencia y la experiencia.

Pero resulta que tengo un amigo ingenioso, avispado, con una vena humorística para la escritura que salta barreras. Sus textos, normalmente escritos en lo que podríamos definir como "gaditano", han recorrido una parte muy grande del orbe cibernético, y de aquí han pasado a radios y periódicos. Él está encantado, para eso los escribe para que la gente los lea y los disfrute, no para ganar dinero, ni fama, de hecho firma como Carlos Gallordo y poca gente sabe quién es en realidad.

A él si le copian, bastante, mucho. Uno de sus textos más famosos, Matrix en gaditano, le llegó rebotado como Matrix en argentino, cambiando lo que hubiera que cambiar, sin firma por supuesto, pero a él, lejos de enfadarse le hizo gracia y le llenó de orgullo que uno de sus hijos escrito en un lenguaje popular fuera traducido a otro lenguaje popular. Lo que le hizo menos gracia fue ver en el abc de Sevilla uno de sus textos firmado por otra persona, en contraportada y con algunas palabras cambiadas.

Normalmente, si alguien le copia y no se atribuye el texto ni pone tampoco de quien es, no suele cabrearse. Pero resulta que ha encontrado una página con al menos ocho textos suyos, y un montón de fotos suyas. Hombre, yo creo que si ponen un montón de tus textos, qué menos que te avisen o que digan de dónde los han sacado. El "autor" de la página, también está imitando su estilo en otros escritos, con lo cual crea más confusión.

No sé, no creo que sea difícil de entender que si coges algo de alguien deberías poner de quien es, y si una parte grande de tu página está basada en lo que esa persona hace, al menos decirlo.

En fin, que la cultura es de todos y para todos, pero que también deberíamos respetar un poco el trabajo de los demás, sobre todo si nos ha gustado tanto como para querer compartirlo. Creo.


martes, 11 de agosto de 2009

Aproximaciones al agua II

Tengo las neuronas encharcadas, llueve en mi cerebro que se quiere liquificar (si se puede decir así), y claro al verme la cabeza empantanada pienso en aprovechar el agua, que escasea y no se puede desperdiciar, pero no estoy acostumbrado a tener pensamientos líquidos, aunque a veces me parece que son incoloros e insípidos y en esto sí que se parecerían al agua, al menos a la definición, porque la sale del grifo de mi casa no es así. Me imagino que el agua de mi cabeza también está contaminada de pensamientos, y quizás los pensamientos pueden hacer florecer alguna planta acuática en mi cabeza, no sé, los nenúfares esos de los que hablan los poetas, y que se posaran sobre ella los insectos esos que veo en las aguas estancadas que pueden caminar sobre el agua. Porque el agua de mi cerebro está estancada, no se mueve, no tiene cascadas ni torrentes, ni cae como lluvia de verano sobre mi corazón de arena. En fin, si fue en el agua donde comenzó la vida en la tierra, tal vez este agua encefálica sea capaz de generar alguna idea de vez en cuando. Hasta entonces...

sábado, 25 de julio de 2009

Poema del desagradecido

Vision guarani del Infierno.Grabado de J.E.Nieremberg(s. XVII)


A esas personas con las que fue inevitable aprender las peores cosas que te enseña la vida: desde el gris más tedioso al negro más profundo.

A las personas que disfrazaron las rondas de la realidad de pastillas de colores para abrirme el camino de las malas experiencias en las que se aprende mucho.

A los que me enseñaron que se puede ser malo sin complementos, por las dos caras de la misma sonrisa.

A todos esos maestros que la vida te va poniendo delante para aprender a golpes de malas experiencias.

No les agradezco que me enseñaran tan valiosas lecciones , y siempre los despreciaré.

martes, 21 de julio de 2009

Aproximaciones al agua I


Aquella tarde en el campo nos llovió, hicimos el amor bajo la lluvia y después nos refugiamos bajo un arbol, tus ojos, los mios, los ojos del mundo sólo nos miraban a nosotros. El amor fue eterno esa tarde, las promesas parecían juramentos irrompibles y cuando volvimos a ver el cielo despejado era más azul que nunca. Es por eso que en este desierto de amor me ducho vestido y aunque me asomo a la ventana aún empapado el cielo siempre está gris.

martes, 14 de julio de 2009

La imagen sensorial.


Hace unos años recibí del director de teatro colombiano Enrique Vargas un taller llamado "Dramaturgia de la imagen dramática sensorial", después estuve trabajando dos pequeñas temporadas con su grupo de la universidad de Bogotá y entre un trabajo y otro fundé junto con unos compañeros narradores y teatreros el grupo de investigación de la imagen dramática sensorial "Cuelebre". Esto parece el extracto de un curriculum de esos raros que vamos haciendo crecer los frikis como yo.

Pero no. La cosa viene a colación para hablar precisamente de la imagen sensorial y de la aplicación de esta al trabajo en escena. La aplicación consciente quiero decir, porque de forma inconsciente hay quien la aplica de toda la vida.

Para mí como espectador ir a ver un espectáculo, ya sea de circo, de teatro, de cuentos, o ir al cine, se corresponde con un cúmulo de sensaciones. Desde que uno decide practicamente que va y se arregla para ello, hasta la misma entrada en el teatro o en el cine. Los olores, las luces, las butacas, el cuchicheo de los demás... Toda una serie de imágenes que tienen que ver con los sentidos me llegan cuando pienso por ejemplo en el circo, o en los cines de verano de mi adolescencia en Cádiz.

Pero ahora soy narrador, me refiero a narrador de historias consciente (o profesional, como queráis), y ese mundo de sensaciones se me muestra desde otro punto de vista. Enrique Vargas quería que la obra de teatro fuese primero sentida y después pensada. Y qué queréis que os diga, eso es precisamente lo que yo creo que debe pasar con un cuento en el sentido de la imagen. Primero deben aparecer las imágenes del cuento en ese lado de la mente del público donde se imagina, y después debe ser pensado. Primero la imagen a través de los sentidos, del oido y de la vista fundamentalmente, directamente a la imaginación, y después que piensen, me gustaría que pensaran, pero eso ya es otro cantar o contar.

El público llega, viene de la calle, de su vida, y nosotros tenemos una propuesta que puede o no, tener que ver con su vida, por eso es importante que el público olvide que es algo más que público, que olvide su hipoteca, su coche, su novia, sus exámenes. Que consigamos sorprenderlo de manera que sólo quede el juego que le proponemos y los jugadores: el narrador, él mismo, y la historia. Pero eso es más difícil de lo que parece. Es difícil hacer olvidar, y avanzar hasta el momento actual, o retroceder, que hay personas que sólo piensan en el futuro.

Bueno, esa es una pregunta: ¿se puede contar de manera que el público no piense, sólo imagine? ¿que esté en una especie de ensoñación, dentro de la historia a medida que se la vamos contando pero dentro a través de sus propias imágenes?

Si eso se consigue llega la historia, pura, a la imaginación, en el momento del encuentro, y es desde ahí, desde ese momento, desde donde el narrador puede salir para criticar a los personajes o para opinar de política, desde el olvido de todo lo que el narrador es que no es narrador, desde el olvido de todo lo que el público es que no es público, desde el cuento, desde el encuentro.

Por eso quiere uno que las imágenes de su cuento sean lo suficientemente sugerentes como para trasladar al público a otro mundo. Por eso quiere uno que las condiciones a la hora de contar sean las que permitan que se dé esta magia. Por eso cuenta uno.

Yo pienso que si logramos eso el cuento o la historia vivirá más tiempo en la memoria del espectador, se quedará en ese lugar medio olvidado de la memoria que tiene que ver con la propia imaginación y con las sensaciones. Como cuando ocurre un olor que nos recuerda nuestra infancia o a mi padre o el pelo de la chica que teníamos delante en secundaria. Habrá un momento en que el cuento surja de esa memoria para encontrarse con nosotros, con nuestros pensamientos, con nuestros problemas actuales o futuros y nos ayudará a resolverlos, o simplemente nos recordará lo bien que lo pasamos aquella noche, o aquella tarde con tal o cual persona con la que fuimos a una sesión de cuentos.

martes, 7 de julio de 2009

Amor de madre

El niño llora, su mamá lo tiene en brazos mientras habla por teléfono, pero como llora lo tiene que soltar en el sofá. El perro mira al niño llorando en el sofá y se acerca al mismo tiempo que la madre se vuelve y va a la cocina para que el ruido del niño llorando sea más leve y pueda entender algo de la conversación que está manteniendo con su amiga. El perro mete la cabeza en el regazo del niño para olerlo y éste le agarra fuerte de los cachetes. El perro le gruñe porque no le gusta, el niño sigue llorando porque ahora se asusta del perro y encima le escuece el pañal que hace más de dos horas que está mojado. La madre habla y habla. El perro ladra: un ladrido, de perro, profundo, justo en la cara del niño. El niño se calla un momento y el silencio se produce en el salón, sólo se oye a la madre hablar en la cocina, habla, habla, habla. El niño suelta al perro y llora más fuerte pataleando. El perro va a la cocina y le ladra a la madre. La madre le da una patada al perro mientras enciende un cigarrillo porque el ladrido no la deja escuchar y el llanto la está poniendo nerviosa. Un momento le dice al teléfono, tapa con la mano la parte inferior del auricular, asoma la cabeza por la puerta del salón y grita, queréis callaros de una puta vez los dos carajo. El perro entonces empieza a ladrar como un condenado mientras el niño llora más fuerte, se avalanza hacia la madre y le da un mordisco en el cuello que no suelta hasta que la mujer deja de patalear en el suelo. Va donde está el niño que llora, le lame la cara manchándola de sangre y se sienta a esperar a que llegue el padre.

sábado, 27 de junio de 2009

Casa de juegos

El jugador no quiere saber quién eres, quiere que juegues y que juegues bien. Te propone un juego sencillo, pares o nones, juegas tres veces y como tú sabes quien eres pierdes tres veces. El jugador se ríe de ti y empiezas a olvidarte de dónde venías, te dió coraje que te ganara y el jugador pone en tu mano tres chinos y te muestra los tres de la suya antes de llevar sus dos manos atrás. Ya estás algo más despabilado y cuando él te muestra una mano y tu le muestras otra tu pasado ha desaparecido y durante un instante todo desaparece para intentar ver en los ojos de jugador el número de chinos que tiene en la mano dos piensas tres dices y el jugador dice uno, te ganó otra vez y desapareciste, sólo queda el juego y el jugador te sonríe y tu le sonríes porque sabes que esta vez no te ganará fácilmente, cuatro, dos, ganaste. Ahora ya eres del jugador que te toma de la mano y te lleva a la sala de juegos.

Algunos han perdido parte de la ropa, otros están escondidos tras las cortinas o debajo de las mesas, otros te esquivan pasando como rayos a tu lado porque quien la lleva les persigue, otros están quietos como estatuas con ojos vigilantes para no llevarse la catea y señalar al que antes se mueva. Todos juegan, todos son jugadores, tu empiezas a volver en ti pero alguien te dice la carta más alta gana la que pierde paga una prenda, cuando alguien esté desnudo nos vestimos con las ropas del montón y jugamos a los médicos. Es ella, quieres que pierda, y casi sin fijarte en los otros y las otras que están alrededor de la baraja levantas para mostrar el siete de copas... Copas, no hay dinero de pormedio, sólo juegos, sólo el placer de jugar, y las copas, a medida que avanza la noche las botellas van llenándose de aire y los pensamientos se hacen espesos, lujuriosos, algunos van a jugar a los reservados, tal vez demasiado arriesgados los juegos, aunque las ruletas rusas no estén permitidas hay ciertas imitaciones eróticas que no se pueden jugar en público. De repente te das cuenta que ya no puedes seguir jugando, estás borracho. Ella te está mirando y no sabes si es una jugadora que trabaja allí o una jugadora que vino como tu a jugar, sólo conoces a quien te recibió como jugador, y aún así no puedes estar seguro de que no sea un cliente. Si los dos queréis jugar, qué más da, no se pierde dinero, sólo la conciencia de uno mismo y juegas y juegas y juegas, en equipo, en solitario, por parejas y finalmente duermes, despiertas y eres tu, camino a casa piensas que la semana que viene quizás vengas a jugar de nuevo para olvidarte así del juego de la vida.

jueves, 25 de junio de 2009

Consejos que me doy para estrenar un cuento.

1.- La primera vez que lo cuento no está entero. Un cuento sólo está entero cuando se encuentra con el público.

2.- El espacio para contarlo debe tener un público acostumbrado a los cuentos. Si es un público exigente mejor, pero sobre todo que sea respetuoso. Es raro que yo acierte de pleno con todos los aspectos del cuentos. Pero si alguna vez fallo en algo que atañe a todo el cuento, algo así como el punto de vista, los tonos de las secuencias, el lenguaje (demasiado poético, ordinario, oscuro), en los experimentos que uno hace cada vez que se da a un cuento o un cuento se da a uno; si se falla en alguna de esas cosas, el público respetará que termine el cuento, lo haya construido como lo haya construido.

3.- Un espacio donde suelas contar. Porque estarás acostumbrado a leer mejor al público, así sabrás como está yendo el cuento. La primera vez que conté en Madrid, la gracia que hace mi acento andaluz (algo que se convierte fácilmente en una ventaja), me sacaba del cuento una y otra vez porque expresiones que en Cádiz son normales allí provocaban carcajadas imprevistas.

4.- El cuento no debe abrir el espectáculo. Se presente uno donde se presente, al principio se está nervioso, el público aún no ha olvidado de donde viene ni está en sintonía con el encuentro. Si a los nervios del principio le unimos los nervios del estreno del cuento, tanto nervio, puede dar al traste con el cuento.

5.- El cuento no debe cerrar el espectáculo. Si por un casual no hemos equivado y el cuento no funciona, y si no funciona nosotros nos vamos hundiendo, si no produce el efecto deseado. En fin, si no es lo que pensabamos el público se irá con mal sabor de boca. Y desde mi punto de vista, hay que intentar que el público se vaya contento y con la sensación de haber disfrutado.

6.- Así pues, el cuento debe estar arropado por otros cuentos ya probados.

7.- Si puede ser contar antes un cuento que sabes que funciona bien, para predisponer al público a escuchar.

8.- Preparar no sólo el cuento, sino la introducción, la conversación que haré antes con el público para predisponerlo hacia la historia, o decidir si el cuento no lleva introducción. Pero no dejarlo a la inspiración del momento, por si el momento está falto de inspiración.


9.- No preguntar hasta el día siguiente. Cuando se baja uno del escenario no está uno en sus cabales, cualquiera que se haya subido alguna vez y haya reflexionado sobre ello lo sabe. Por eufórico, por triste, o por el ánimo que sea uno no piensa bien, los sentimientos se magnifican con el intercambio de energía, el público suele ser más de una persona y el narrador sólo una, así que en ese intercambio la energía del público tiene mucha influencia. Tal y como yo lo veo, uno debería quedarse con sus impresiones y al día siguiente volver a reflexionar sobre ello y entonces sí, preguntar. Lo negativo también nos afectará menos al día siguiente y lo positivo será mas calmado, sin euforias. Este es un consejo que me doy pero que no sigo casi nunca, es más, con la gente que conozco suelo ser un pesado.

10.- Volver al cuento y decidir los retoques que le hacen falta. O decidir si morirá después de su primer día de vida, que a veces también pasa, aunque con los años, menos.

lunes, 8 de junio de 2009

Cuento con negritas y frases hechas


Había una vez un Ligeramente Inquieto que se casó con un Reposo Absoluto. Claro, Ligeramente Inquieto no es que fuera un Hiperactivo, ni siquiera era de la raza de Los que saltan a la primera de cambio, pero es que al lado de Reposo Absoluto, la verdad la verdad es que Ligeramente Inquieto estaba a punto de una úlcera duodenal o de un boquete en el estómago. Reposo Absoluto era así, no es que se lo hubiera recetado el médico o que se le hubiera doblado el tobillo, es que era así, absolutamente así.

Claro, uno se pregunta por qué Ligeramente Inquieto eligió como pareja a Reposo Absoluto y por qué Reposo Absoluto le dijo que sí a Ligeramente Inquieto.

Aunque parezca que a Reposo Absoluto le da igual todo, no es así. Le pareció que Ligeramente Inquieto pondría algo de dinamismo en su vida, que sería como besar un café todas las mañanas y le pondría en camino de conseguir algo, de subir algún escalón, de caminar hasta la siguiente meta de la existencia.

En cuanto a Ligeramente Inquieto, lo suyo fue amor a primera vista, y justo cuando acababan de aprobar la ley del matrimonio de las frases hechas. Aunque él no era exáctamente una frase hecha, o al menos admitía también tener otras tendencias, le pareció que era cosa del destino que Reposo Absoluto apareciese delante de su vista en ese mismo momento. Y cómo estaba, allí tumbado, como si fuera un hippy de los antiguos, sin importarle el qué diran, tan él. Pensó que ese era el punto de equilibrio que necesitaba y que se aventuraba a ser feliz.

Bueno, el matrimonio no fracasó, no crean ustedes, siguen casados. Claro que no son felices, ni juntos ni considerados separadamente. En fin, que son un triste matrimonio, pero matrimonio al fin y al cabo, lo que podríamos llamar Un Matrimonio Bien Avenido. Y colorín colorado, otro día estaré más inspirado.

martes, 2 de junio de 2009

CUENTOS GRATIS


A medida que uno va acumulando años de narrador también acumula funciones gratis, colaboraciones sin ánimo de lucro o por esta o aquella causa. El cero siete, encierros universitarios, contra el cable, para la cruz roja, en el ateneo libertario, contra no se qué, en favor de no sé cuantos...

Claro, así visto no parece mal, a mi no me parece mal. Pienso que el oficio de narrar es un oficio comunitario, y que uno debe servir a la comunidad también con su oficio, en ciertas ocasiones también sin cobrar.

El domingo, cuatro narradores de Cádiz nos fuimos a Granada a contar un cuento cada uno en un maratón que se hace porque sí, sin pedir permisos municipales, sin anunciarlo en prensa, a la antigua usanza de los trovadores, aquí me paro y aquí cuento. Me encantó. Una de esas veces que es como si le hubieran hecho a uno un regalo de cumpleaños que quería. Salimos llenos de energías y renovados para continuar el oficio por más años, que digo años, SIGLOS.

Pero esto no siempre pasa. A veces no es tan así.

Lo primero que tengo que decir es que últimamente casi siempre que cuento gratis lo hago con el egoísta motivo de apoyar la narración oral, ya sea en un maratón como el de Granada o en un festival de cuentos como el de Cádiz de la semana pasada. Y la verdad es que aparte del motivo egoísta suele ser el sitio donde más te agradecen que vayas.

Viniendo de Granada en el coche estuvimos hablando de lo de contar gratis. Algún narrador dijo ya que contó gratis para que no pasara el cable de alta tensión España-Marruecos por Tarifa, después aceptaron una sustanciosa compensación económica por el paso de tal cable y a él, que contó gratis para que no pasara por allí se le quedo la cara de tonto que todavía tiene, por supuesto no le dijeron que como habían cobrado a él también le iban a pagar.

Tal vez algún narrador que lea esto ha escuchado alguna vez eso de "contáis gratis pero así os dáis a conocer". Como si los programadores se hubieran dado cita el día que tu ibas a contar en aquel sitio.

Otro narrador contó en el coche (volviendo de Granada) que le dijeron "vienes a contar gratis y así nos cubres un hueco que nos queda". ?¿

Quizás han escuchado por teléfono como escuché yo "¿ah, pero cobráis?"

O quizás, como también me ha pasado, se han enfadado con ustedes que todos los años lo venían haciendo gratis y este año, dicen que no, ya sea por agenda o por pereza, que da igual.

También se enfadarón una vez que me negué a actuar gratis en un acto que patrocinaba Mcdonald.

Otra cosa que tienen las actuaciones gratis: el trato.

A veces, me han invitado a cenar en un garito pagando más de lo que hubiera cobrado yo por la función, bueno no a veces, me ha pasado una sola vez. Pero eso no es lo normal.

Como es gratis, se les olvida los requisitos técnicos que pediste, no anunciaron que era sólo para adultos, los niños están sólos y todos los mayores menos tú se van a tomar cerveza, y una vez no vinieron ni los organizadores del evento (estaba yo sólo).

Claro, con los años uno va aprendiendo y sabe que no todo el que te pide que vayas a actuar gratis lo hace por una causa o con conocimiento de causa (ah, y en un garito me dijeron que no pagaban pero que podía sortear una botella de güisky), y que debes preguntar una serie de cosas, y que debes estar convencido de la causa sea política, social o festiva, y que quien te llama sabe bien a qué te dedicas.

Yo intento asegurarme fundamentalmente de dos cosas, de que me va a gustar contar para esas personas (voy a disfrutar contando) y de que me van a tratar como si cobrara el caché de Alejandro Sanz. Después se equivoca uno muchas veces, aunque con los años menos. Y ya digo que en los dos últimos sitios genial, de esos que animan a seguir contando y que te dan ganas de decir: gracias por dejarme contar aquí.





viernes, 29 de mayo de 2009

Ays


Una de las cosas que he aprendido en mi corta experiencia vital, es que cuando uno está alterado mentalmente, sea por la razón que sea, debe evitar en la medida de lo posible tomar cualquier tipo de decisión, aunque esta sea aparentemente trivial. La experiencia me dice, que lo que parece buena idea en estos estados alterados de conciencia, después no lo es tanto cuando la realidad se materializa ante nuestros huesos.

Claro, hay dos problemas (al menos) en esta afirmación por la que intento regir mi vida. El primero es saber cuando está uno alterado; es claro que si me he fumado un trocolón de dos papeles, o si he participado en unas jornadas chamánicas de reflexión sobre los cuatro elementos con estados de trance incluídos (ya sé que suena raro, pero uno se mete en cada sitio...), pues no hay muchas dudas, uno sabe en todo momento que no está para casarse con la primera que vea, ni para invertir todo su dinero en comprar acciones de Herederos de Miguel de Cervantes Sociedad Sospechosa. Lo que pasa es que el caso actual es diferente, acabo de dejar de fumar, me estoy quitando como diría Camarón.

Joder, el síndrome de abstinencia provoca un estado alterado de conciencia, no necesariamente bueno, ni lúcido. No es que necesite la droga, no, tengo claro que no quiero, me apetece durante unos segundos, después deja de apetecerme y listo. Es que me cambia el caracter. Estoy más irascible, lo que antes me parecían tonterías ahora me parecen afrentas, lo que siempre me había dado igual, porque realmente es que da igual, ahora es lo más importante de la galaxia. Peor, yo que siempre he sido un incontinente verbal, ahora estoy más hablador, ¿se imaginan lo que debe ser estar a mi lado? Como tengo un estado de ansiedad permanente, quiero hacer mil cosas y las empiezo todas (todavía no he acabado ninguna). Pero esto es lo que uno sabe, que el estado es alterado y no debe tomar decisiones con esta ansiedad encima. Lo malo es que no siempre se manifiesta la ansiedad de la misma manera, o no siempre me acuerdo. Lo malo es que algunas veces creo que estoy en condiciones de tomar las decisiones que hagan falta. Es como esa gente que con dos copas de más creen que están más alerta y conducen mejor. En fin, esto es el primer problema que veo.

El segundo, no todas las decisiones pueden esperar a que me haya tomado una tila. Me imagino que estarán pensando, tio eres un exagerado, lo ves, el estado de ansiedad, que me hace exagerar las cosas, y en realidad todo puede esperar aunque no eternamente, y quien me dice a mi que entre calmante y calmante no hay una eternidad y el mundo se vuelve en contra de los buenos, y ya estoy otra vez con la incontinencia y con la ansiedad y con el puto síndrome de la nicotina esa que tiene nombre de máquina de coser y que me callo hasta más reflexiones o más historias si es que soy capaz de quitar las manos del teclado y respirar profundamente y no me hagan mucho caso que todo son paranoias....

La imagen es cogida de mcrueda.blogspot.com

lunes, 25 de mayo de 2009

Reordenando

A veces parece que uno no sabe muy bien qué hacer, qué escribir, qué camino de los pocos o del único que se le presenta elegir. O quizás es que la primavera me tiene con las neuronas flojas y sin impulso creativo. Quizás la atención a otros asuntos (¿la res publica?) me tiene ocupado el intelecto.

La verdad es que me pregunto qué le están pasando a mis minihistorias, y no lo sé muy bien. No lo sé pero no las escribo. No lo sé pero los espacios en blanco siguen ahí, y entre espacio en blanco y espacio en blanco no hay palabras.

Qué le habrá pasado al niño que quería ser perro y ladraba y se meaba en las esquinas y olía el culo de otros perros. Dónde estará el farmaceutico salido que tartamudea mirando escotes mientras despacha drogas legales. Qué estará haciendo el abuelo ese que le iba a explicar a su nieto lo que era la muerte muriendo él mismo.

En fin, que algo debe estar reordenándose en la cabeza, o las reacciones electroquímicas son diferentes, pero de momento no se me derraman las historias. Pero sigan ustedes viniendo por aquí, por si acaso.

sábado, 16 de mayo de 2009

El espectáculo

Muchas veces digo, porque así lo creo, que cada historia que narro tiene que ser un espectáculo en sí misma. Esto es cierto, creo que no tiene nada que ver una historia con otra en su concepción misma y de esta manera tenemos que saber montarla como narradores. Pero me interesa más el montaje del espectáculo entero.

Un espectáculo sin montaje es lo que, en muchas ocasiones, puedo ver cuando asisto a una sesión de narración oral, y lo que yo mismo muchas veces presento.

¿Cuál es el problema? que cuando alguien asiste a una presentación de narración oral lo que ve es un espectáculo. Ya sé que la mayoría lo que hace es contar un cuento detrás de otro sin mucha hilazón, a lo sumo, hilvanados por un endeble hilo de conversación apenas preparada, pero yo como espectador veo un todo. Si voy a una sesión de cuentos, esa sesión es una unidad para mí, aunque quien la haya perpetrado no lo haya tenido en cuenta.

Si los espectáculos son una serie de cuentos sin conjunción, no habrá dos espectáculos distintos, sino el mismo espectáculo con distintos cuentos. Si ese tipo de espectáculo lo hacen narradores distintos cada vez, pues termino diciendo que voy a ver un cuenta cuentos o un narrador, y lo que vale es la calidad de éste u otro narrador como showman o showwoman (si se escribre así).

Claro que montar un espectáculo distinto, requiere de tiempo y trabajo. Debería trabajar la conversación, el ambiente, cómo engarza un cuento con otro, si voy a elegir un cuento marco que contenga los demás cuentos. Si sólo voy a contar un cuento. Si el tema me llevará a narrar a varios autores o voy sólo a contar cosas mías o de un sólo autor. Además está el ritmo y los sentimientos o energías, no sé cómo llamarlo, que se van a crear durante el espectáculo y saber poner cosas más rápidas, más lentas, más ligeras o densas, dependiendo de lo que viene detrás o lo que había antes.

Tal vez sea un espectáculo para bares, o tal vez para una sala de teatro, o para la calle, tal vez sea para niños o para adolescentes, pero sí que debería estar concebido cómo un todo unitario distinto de los demás espectáculos que hago. Tal vez lleve música, o partes teatralizadas, o recitado de poesía o participación del público a modo de juegos o preguntas.

No quiero molestar a nadie, ni hacer una reflexión cerrada, ni decir cómo se deben hacer las cosas, sólo cómo me gusta verlas y cómo me gustaría que me salieran.

He visto muchos narradores que lo hacen, que tienen diferentes espectáculos y en cada uno hay muchas cosas que ver, que compartir y que imaginar. Pero la mayoría de los narradores que he visto, sólo cuentan un cuento detrás de otro hilando con la conversación esos cuentos con más o menos éxito según el narrador y según el día que tenga.

lunes, 11 de mayo de 2009

Más amor


imagen de la red


Tu historia no interesa. Sé que me estás mintiendo, que no te robaron, ni el policía te metió mano con la excusa de que te tenía que cachear para entrar en la comisaría. La verdad es que ni siquiera me importa lo que hayas hecho, dónde has estado, ni por qué vienes a pedirme dinero con tu aliento de tabaco y alcohol. No me importa que te sangre el brazo, ni que vengas descalza y despeinada. Sólo quiero que dejes de hablar, ¿quieres dinero? Toma, ¿es suficiente para comprar tu silencio, para que salgas de mi casa? Mañana, vendrás con toda tu resaca y tus harapos y me pedirás perdón, y me dirás que fue el alcohol y querrás volver a ser mi puta especial, me la chuparás y empujarás mi silla de ruedas hasta el parque para que tomemos el sol y el aire en silencio. Te invitaré como cada día al menú del Bar Paco, ocho euros pan y postre incluídos. Por la tarde me pedirás perdón de nuevo y yo te diré que por mucho que me digas no te pagaré hasta el viernes, si es que no me muero antes. Y antes de que te marches a tu cajero a dormir entre cartones cruzaremos las miradas, aunque sólo para comprobar que todo sigue como siempre.

viernes, 24 de abril de 2009

Otra vez alrededor de la muerte


No era como los demás niños de la residencia tutelar de menores. Todos eran distintos sí, pero Ambrosio no tenía nada de delincuente. Además no se drogaba, y dejaba que los demás adolescentes se metieran con él, con una sonrisa bobalicona, o con un comentario que no admitía discusiones ni peleas. Su acento rural, y la creciente presión de los demás, que tarde o temprano provocarían en él una explosión de ira hizo que el psicólogo recién llegado le preguntara delante de los demás niños por qué estaba allí. Desde entonces, los demás dejaron de tratarlo como a uno más y el mismo terapeuta tuvo que recomendar el traslado del chaval a otro tutelar, reconociendo que él mismo no sabía cómo enfrentarse a su mirada ni a sus palabras.

Con toda la naturalidad del mundo, como quien contesta a una pregunta del maestro o de un adulto Ambrosio dijo estoy aquí porque le pegué dos tiros a mi padre en el pecho con su escopeta de cacería. Los demás quedaron en silencio, supieron que era verdad. Después de la espesa pausa, dijo mi padre me había estado enseñando a tirar con la escopeta para llevarme el domingo al campo a cazar conejos que se abría la veda. Esa tarde cuando llegué del colegio le estaba pegando otra vez a mi madre, creía que la iba a matar así que cogí la escopeta, le grité y cuando se volvió le di un tiro. Para que mi madre no se preocupara por si revivía le pegué otro cuando estaba en el suelo. A partir de aquel día los demás niños lo trataban con respeto, era alguien que había matado. Y el psicólogo, ya no pudo dormir tranquilo, no dejaba de preguntarse todas las noches por qué aquel niño de once años fue capaz de matar a su padre y por qué él, que también tenía escopeta en su casa dejó que el suyo matara a su madre.

lunes, 13 de abril de 2009

Alrededor de la muerte


Cuando dijo lo de morir de pie no pensaba que iban a tardar tanto en matarlo. Tenía los pies hinchados y aún no había aparecido nadie para matarlo. Podía haber dicho que prefería seguir sentado mientras decidían cómo lo mataban. Pero como lo único que sabían era que iba a morir de pie ahí estaba, de pie, esperando. Y para colmo mandaron un mensaje a los superiores y ese día no llegó respuesta. Lo dejaron de pie por si llegaba la orden de matarlo de inmediato. Cuando el verdugo por fin llegó al amanecer y le puso la pistola en la nuca, no sentía los pies y tenía tanto sueño que parecía borracho. Vaya manera más indigna de morir la suya. Y todo por una frase que había leído en un cartel.

miércoles, 25 de marzo de 2009

TERROR


El terror es no soñar nada, y la seguridad de que los próximos cuarenta años serán esa rutina asfixiante en la que buceas a ciegas.

sábado, 14 de marzo de 2009

Expericuento del jueves pasado


Es arriesgado y por tanto sólo se debería realizar si uno confía en el público. Tampoco se debería realizar si uno se siente bloqueado o no especialmente aventurero.

Se trata de hacer un cuento sin red. Le explicamos al público que este cuento no saldría como si lo hubiera pulido Cervantes o lo hubiera escrito Chejov. Se trata de darle al público la posibilidad de cambiar el cuento mientras se está contando.

Le pedimos al público que fuera malo. Perverso.

Hablamos de los estilos o tipos de cuentos que existen y les ponemos ejemplos para estimular su imaginación y su recuerdo: irónicos, humorísticos, de terror, de animales, pornográficos, eróticos, policiacos...

Tenemos una pelota hecha de papel y precinto en la mano. Aquel al que le caiga la pelota debe elegir el estilo con el que empezará el cuento. En un momento dado la pelota se vuelve a lanzar y el estilo volverá a cambiar. Así hasta cuatro veces. El cuarto, elegirá el estilo con el que termina el cuento.

En este caso era un cuento contado entre dos: Alfonso y yo, pero también se puede hacer con un solo narrador. Cada vez que se lanzaba la pelotita, el que seguía contando era el otro narrador, de este modo la sorpresa, la inmediatez y el riesgo aumentan, porque se tiene menos tiempo para pensar y te obliga a estar siguiendo toda la historia desde el punto de vista del narrador y en cierto modo, también desde el punto de vista del público.

Se lanzó la pelota. Una chica dijo: Irónico. Alfonso empezó a contar una historia de una ama de casa que levantaba a los niños, al marido, y les ponía el desayuno por delante, mientras tanto la radio de la cocina sólo daba noticias buenas (no hay paro, la gente se abraza por la calle, los políticos son honrados...) Se vuelve a lanzar la pelota.

Un chico dice: terror. Sigo contando yo. Llaman a la puerta cuando la mujer está sola haciendo las tareas de la casa y un joven atractivo la enamora. La historia de amor sigue hasta que él la invita a pasear por la playa, la historia la coge Alfonso para contar como el joven se transforma en lobo cuando sale la luna, y justo en el momento en que la tiene cogida con las garras en el cuello soltándole el aliento en plena cara. Se lanza la pelotita.

Un chico joven le quita la pelota a la novia que no para de reirse y dice: sadomasoquismo. Ella le da un empujón al lobo se le desgarra la blusa y deja ver su ropa interior de cuero, y le dice ¡lobito malo! saca la fusta y..., cuando la punta del tacón de ella está en las costillas del lobo que gime de placer se lanza por última vez la pelota.

Una mujer dice: superhéroes. Ella no volvió a ver al lobo pero su semilla quedó dentro y tuvo un hijo aparentemente normal, cuando salía la luna se convertía en lobo, pero como ella le había educado tan bien, no se dedicaba a comerse a la gente sino a salvarla con sus superpoderes de lobo. Y colorín colorado.

Esto es lo que salió, la gente estaba bien, nosotros nos lo pasamos bien, y todos disfrutamos del juego. Pero ya digo que es un experimento sin red, también pudo haber salido regular, incluso mal, aunque entonces, tal vez no lo hubiera posteado.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Año nuevo. Vida nueva


Doce puñaladas, sin ensañamiento, una por campanada.
Cada una un propósito que no logré contigo.
Son buenos deseos para abrir el año y una vida sin ti.

sábado, 7 de marzo de 2009

Cata


He lamido el suelo para saborear las pisadas de los peatones,

son agrias como los sueños no cumplidos y los bandos equivocados,

pisadas cargadas de huesos y kilos de más,

de dentaduras postizas y sonrisas forzadas,

saben a páncreas enfermos e hígados alcoholizados.


No se mantiene en boca mucho tiempo,

debe ser gente apresurada o a la que le queda poca vida,

y al tragar mezclada con saliva se siente en la garganta

la poca tierra de sus tumbas,

la ceniza de sus incinerados y algún meado de sus perros.


La ligera salinidad la debe poner la humedad del mar

y los lejanos recuerdos a detergente

los pone el Servicio de Limpieza de Conciencias en las Aceras

del ayuntamiento. Donde debía estar la ficha de cata

solo hay una pegatina gastada que indica como recuperar

el coche que se llevó la grúa.

Pero eso es para conductores.

martes, 17 de febrero de 2009

Juegos peligrosos


No me mires con esa sonrisa juguetona en los ojos. No me muestres tus remedos de colmillos de lobo. No te pongas en posición de ataque. Yo soy un zapato nuevo, recién comprado, y tu ya tienes una alpargata viuda a la que seguir destrozando con tus juegos.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Historia de dos motas de polvo


Imagen de la red


Se conocieron en un bar. Esa noche no se cumplieron los sueños pero quedaron. Fueron al cine. Cenaron. Hablaron. No hubo coincidencias pero repitieron.

Pasearon. Se llamaron. No había conexión. Se acostaron. El sexo era mediocre pero se habituaron. Se hicieron novios.

No se les despertaron las esperanzas pero se fueron a vivir juntos. Convivieron. Cocinaron al microondas. Se aceptaron. No descubrieron más colores que el conocido gris pero perseveraron.

Decidieron no tener la alegría de los niños por si también daban tristezas. Pasó el tiempo. Envejecieron.

Y un día, en que tampoco se escuchaba el rumor del mar, se buscaron mirándose a los ojos. No se les reflejó el alma y siguieron sintiéndose solos.

Enfermaron. Agravaron. Murieron.

lunes, 9 de febrero de 2009

Principio


imagen de la red

El sabor de la sangre no le pareció malo, era su espesor lo que le daban arcadas. Aún así, apartó las moscas con una mano y siguió bebiendo para no morir, para completar el rito y la promesa de beber su sangre y comer su corazón. Ahora solo quedaba matar a sus hijos, tomar a su esposa y la estirpe del que se hacía llamar Adán, el primer hombre, quedaría borrada para siempre del paraíso.

jueves, 5 de febrero de 2009

El poeta no se incluye

Mujeres y hombres buscan el amor
con ojos desesperados por los bares,
por las calles, en los encuentros
fortuitos y en los teclados de los ordenadores.

Es tanta el ansia
y tan larga la usencia
que un hilo de ternura es amor
que un trozo de sexo es amor
y una sonrisa cómplice encontrada por azar
o una amistad recién estrenada son amor.

Despues las lágrimas se inundan de roturas
rebosan de desengaños
.............................afrentas
......................................vilezas.

Pero los corazones no se rompen
(solo se descascarillan un poquito)
porque aquel
aquel no era verdadero amor...

Y ahí siguen los humanos al acecho:
disparando esperanza
y cazando amarguras.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Jueves 5 en el Pay Pay

Este jueves en el Pay Pay Manolo Txapela y Juanjo Merapalabra Shamán desgranarán sus historias para el concurrente. Como soy Juanjo, no puedo decir lo que hará Txapela, pero sí que puedo decir lo que haré yo jejejeje.

Contaré cuentos relacionados con los pequeños defectos humanos, esos que nos hacen gamberretes, un poco canallas y del todo insoportables. Podrían llamarse LOS CUENTOS DE LOS DEFECTILLOS, entre ellos habrá uno que aún no he contado en parte alguna de viva voz y alguno que no he contado en el Pay Pay.

Ya sabeis, si os apetece pasar un rato entre historias, soprendidos de vuestra propia imaginación, que donde en verdad pasan los cuentos, no lo dudéis y pasaros por vuestra sala de la palabra viva.

martes, 27 de enero de 2009

Ostmán El Masháfi (muerto en el año 982)

imagen de la red


EL MEMBRILLO

Es de color amarilo, como si llevase una túnica de narciso, y huele como el almizcle de penetrante aroma.
Tiene el perfume de la amada y su misma dureza de corazón, pero tiene el color del amante apasionado y macilento.
Su palidez es un préstamo de mi palidez; su olor, es el aliento de mi amiga.
Cuando se irguió fragante en la rama y las hojas le habían tejido mantos de brocado,
extendí mi mano suavemente para cogerlo y colocarlo como pebetero en el centro de mi sala.
Tenía un vestido de pelusa cenicienta que revoloteaba sobre su liso cuerpo de oro.
Y cuando quedó desnudo en mi mano, si más que su camisa color de narciso,
me hizo recordar a quien no puedo decir, y el ardor de mi aliento lo marchitó entre mis dedos.

Este poema lo tomé de una conferencia de Rafael Alberti sobre la lírica popular.
La próxima vez que vaya a utilizar membrillo como un insulto lo pensaré dos veces.

domingo, 25 de enero de 2009

Match de improvisación en el Pay Pay

Como sé que algunos de los pocos seguidores de este blog no pudieron asistir. Aquí os dejo una de las píldoras de mi participación en el match. Habrá más porque me lo pasé muy bien y le quedan a uno ganas de repetir.


viernes, 23 de enero de 2009

Olimpiadas


Foto de la red


Aquel verano en el campo nos lo pasamos entrenando para las olimpiadas. Escuchabamos los récords de Munich y nos íbamos a correr por el campo dando saltos y brincos al límite de nuestras fuerzas y risas, y haciendo competiciones de natación y buceo en la alberca de la huerta grande.


Cuando volvimos cuatro años después, a ti te habían crecido tetas y a mi unos granos horribles en la cara y una timidez que aún me dura. Yo te escribía versos a lo Bécquer que no te daba, tu hacías coreografías de los bailes de moda con tus amigas y la Comaneci brillaba en Montreal, aunque no tanto como lo hacías tu en mis sueños adolescentes.


Dos años después te moriste de leucemia casi de repente. Así que cuando llegaron las olimpiadas de Moscú, Estados Unidos no fue y yo no acudí a verlas a la televisión. Preferí pasearme por el campo y bañarme solo en la alberca de la huerta grande para sentir la huella de unos niños que no iban a morir nunca.

lunes, 19 de enero de 2009

Acción-reacción (dos ejemplos)


1.- Me lo contó Manolo (ermelenas)

Un maestro zen llevaba una bandeja del te con la tetera y los vasos para él y sus alumnos. De repente, por la puerta abierta de la calle entró un monstruo lleno de dientes babeando y gruñendo, llenando con su olor a fiera peligrosa toda la estancia, los miró y siguió adelante. El maestro zen no cambió su semblante, siguó hasta la pequeña mesa, colocó despacio y cuidadoso la bandeja, y cuando se hubo incorporado de nuevo gritó espantado:
- Ahhhhhhhhh, un monstruo.


2.- Experiencia personal.

Me bajo del autobús con mi hijo (5 años), su primo (7 años) y mi pareja (lo único cierto sobre su edad es que son más de 30 y menos de 40 y que siempre, diga ella la edad que diga, hay que decir que parece al menos tres años más joven).

Me doy cuenta de que mi hijo baja sin chaquetón y que éste lo tiene mi pareja, así que le digo te has dejado el chaquetón en el autobús (para gastarle una broma). Mientras estoy terminando de decir esto mi pareja grita ¡Bájate del autobús! Miro, y mi sobrino de un salto se había vuelto a subir al autobús a buscar la chaqueta de su primo y justo antes de que el autobús cierre las puertas baja. Le riño para que no lo haga más y me contesta:
- Si me hubieras dicho que estabas gastando una broma no lo habría hecho. Tu eres mayor y las cosas que dices creo que son

jueves, 8 de enero de 2009

Después de un tiempo vuelvo a mojar la pluma en el tintero con el ánimo de seguir dando empujones al blog, que comience a andar.

Es para decir no.
Para decir que no me quedo callado.
Que me parece mal que maten a la gente, a esos cuya muerte vale un puñado de votos.
En Palestina los niños, los hombres, las mujeres y los débiles mueren porque se acercan las elecciones.

Lo siento. No se me da bien protestar. Y sé que la palabra es lenta para cambiar el mundo. Pero si una palabra lo creó (al principio fue el verbo), quizás también unas pocas puedan cambiarlo.

Y aunque no cambie nada, tengo que decir que no me siento parte de esas personas poco honradas que matan, que mandan matar y que callan cuando saben que eso no está bien.

No soy un héroe, pero digo que NO. No me parece bien. Y digo que eso es terror. A mi me aterrorizan las acciones de Israel.

Y también me sumo.
Un narrador ha hecho la propuesta de contar un cuento para el pueblo palestino en cada sesión de cuentos. Me sumo.