lunes, 19 de enero de 2009

Acción-reacción (dos ejemplos)


1.- Me lo contó Manolo (ermelenas)

Un maestro zen llevaba una bandeja del te con la tetera y los vasos para él y sus alumnos. De repente, por la puerta abierta de la calle entró un monstruo lleno de dientes babeando y gruñendo, llenando con su olor a fiera peligrosa toda la estancia, los miró y siguió adelante. El maestro zen no cambió su semblante, siguó hasta la pequeña mesa, colocó despacio y cuidadoso la bandeja, y cuando se hubo incorporado de nuevo gritó espantado:
- Ahhhhhhhhh, un monstruo.


2.- Experiencia personal.

Me bajo del autobús con mi hijo (5 años), su primo (7 años) y mi pareja (lo único cierto sobre su edad es que son más de 30 y menos de 40 y que siempre, diga ella la edad que diga, hay que decir que parece al menos tres años más joven).

Me doy cuenta de que mi hijo baja sin chaquetón y que éste lo tiene mi pareja, así que le digo te has dejado el chaquetón en el autobús (para gastarle una broma). Mientras estoy terminando de decir esto mi pareja grita ¡Bájate del autobús! Miro, y mi sobrino de un salto se había vuelto a subir al autobús a buscar la chaqueta de su primo y justo antes de que el autobús cierre las puertas baja. Le riño para que no lo haga más y me contesta:
- Si me hubieras dicho que estabas gastando una broma no lo habría hecho. Tu eres mayor y las cosas que dices creo que son

2 comentarios:

Juanjo Merapalabra dijo...

lo publiqué en sinverweb por error

Anónimo dijo...

olha, esse primo do teu filho ou será a pessoa mais racional que eu terei ouvido falar, quando crescer, ou será um seguidor fanático de Freud.
De qualquer forma, conta com minha admiração. Eu também costumo acreditar mais nas "bromas" do que nas coisas sérias que me dizem.É ali que reside a verdade. Ali, onde você menos espera. Ali, onde você nem pensa pra falar.
Unha aperta!