martes, 30 de septiembre de 2008

Las puertas del pentágono (2ª parte)

Imagen de la red


Me he despertado en una habitación con cinco puertas. Al despertarme no sabía por qué estaba aquí ni quién me había puesto, o si había llegado por mis propios medios. Tampoco sabía por qué puerta había llegado, ni cual de ellas debía abrir, ni si esas puertas representaban mi futuro. Pero después he recordado que cuando me dormí ya estaba en esta habitación y tampoco sabía nada de lo que me pregunto ahora. Recuerdo que pensé que una de esas puertas debía dar a una habitación con una cama confortable, pero como no sabía cuál era no me atreví a abrir ninguna y decidí dormirme en el suelo. Ahora el problema es peor, porque tengo la imperiosa necesidad de saber cuál de las cinco puertas es la puerta del baño, pero no quiero que una simple necesidad fisiológica pueda llevarme a la decisión equivocada sobre mi futuro, porque cada vez se me hace más evidente que traspasar cualquiera de las cinco puertas es ir hacia mi futuro, y nadie quiere que su futuro lo decidan unas simples ganas de mear. Cuando el tiempo tan sólo me alcanza para bajar la cremallera y sacarla me acerco corriendo a un rincón y descargo parte del líquido que escuché en mi interior cuando pegué el oído a las puertas. No me había dado cuenta de que aquello podía ser tan desagradable para mi nariz, desde luego, mi situación en el pentágono empieza a empeorar.

Algo inesperado ha ocurrido. Al haber quedado señalado uno de los ángulos, las puertas han adquirido singularidad. Por una parte, las dos puertas que están en las dos paredes que forman el ángulo señalado.Por otra, las dos puertas inmaculadas cuyas paredes están libres de toda mancha y cuyos ángulos son los de siempre. Y la puerta frente al ángulo de la mancha.

Ahora cada puerta posee su propia individualidad, puedo hacer conjeturas esotéricas sobre cada puerta en particular y decidir por qué debo o no abrirla, caso naturalmente de que alguna de las puertas se pueda abrir. Digamos que ahora tengo más datos. Por ejemplo, la puerta más individualmente señalada es la que mira directamente a la mancha de la esquina y al charco de orines. Particularmente esta puerta me desagrada un poco. Es una, única, mientras las otras cuatro se pueden considerar por pares al menos de dos formas diferentes: las dos más cercanas o lejanas a la mancha o bien las dos de la izquierda y las dos de la derecha. Pero ésta tiene esa especie de individualidad que poseen los líderes y los hijos únicos. Por esta causa me desagrada, aquí en esta habitación, sin otro recuerdo que haber dormido, orinado y pensado en las puertas me siento un poco gris, transparente, diluido, indeciso y una cosa tan clara y rotunda, tan individualmente señalada oprime mi personalidad hasta el punto que no me atrevo ni a acercarme no vaya a ser que se abra sola y me absorba hacia un futuro que yo no he elegido.

Por otra parte, me pregunto si el hecho de haber meado en esa esquina y no en otra obedece a un hecho puramente casual, si la esquina fue elegida por el destino, o si era la esquina más cercana y debido a la urgencia que sentía fue elegida por representar menor peligro de mearme encima. La verdad es que por mucho que intento reconstruir el momento no logro acordarme dónde estaba exactamente cuando decidí que no quería hacérmelo encima.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Las Puertas del pentágono (1ª parte)

Imagen tomada de la red


Aquí hay cinco puertas y las cinco están cerradas. Por alguna de ellas he llegado a esta habitación vacía de tenue luz, pero como todas las paredes son iguales y todas las puertas son iguales, ya no recuerdo qué puerta me trajo aquí. Imagino que cada puerta representa algo en mi vida, que detrás de cada puerta está uno de mis posibles futuros, pero como no recuerdo mi pasado y mi presente es tan extraño, no sé qué puerta abrir.


La habitación tiene cinco paredes y cada pared tiene una puerta. La puerta está justo enmedio de la pared. A partir del marco hasta la esquina hay cinco pasos largos, desde la esquina hasta la próxima puerta hay cinco pasos largos. Deduzco que las lpuertas están justo en medio de su correspondiente pared. Las paredes miden lo mismo y son todas iguales. Si uno se pone de espaldas a una puerta y mira lo que tiene enfrente, esto resulta ser una esquina.

Creo que estoy dentro de un pentágono de cinco lados iguales. Me he tendido en el suelo y he mirado la unión del techo con las paredes y me parece que todos los lados son iguales. El techo es muy alto. Yo nunca había visto una habitación con el techo tan alto. Como la habitación tiene cinco lados y de cada puerta a la esquina hay cinco pasos he calculado que el techo debe tener cinco metros, pero no lo he podido medir.

Me pregunto si llegué aquí por voluntad propia o me trajeron por algo que hice. Si estoy aquí por voluntad propia al menos una de las cinco puertas debería abrirse, si me trajeron para encerrarme no se abrirá ninguna. Las puertas son sencillas, no tienen ningún cerrojo y en sus pomo redondos no hay ranura para ninguna llave. Me he registrado y no llevo llaves. Que tengan cerrojos por dentro no significa que por la cara oculta no los puedan tener.

Debería intentar abrirlas pero no me atrevo. He pensado que dos de las puertas pueden referirse a los sueños, una a los malos y otra a los buenos, en otra puerta debe estar mi pasado y en otra el futuro, pero no sé por qué la quinta. De todas formas abra la que abra siempre será futuro, suponiendo que se puedan abrir, claro. Son puertas anchas y altas, de madera, lo sé porque las he tocado, pero no he sentido ninguna vibración.

He puesto el oído en todas las puertas y en todas ellas se escuchaba lo mismo. Un rumor de mar. Tal vez esta habitación esté hundida en el océano o pertenezca a las bodegas de algún buque. Pero si es así me debo haber acostumbrado al movimiento del mar hace mucho tiempo, porque no lo noto. Quizás la habitación sea una cápsula que navega por el espacio. El espacio podría tener un ruido de estrellas lejanas y de explosiones pasadas y sonaría igual que el rumor del mar. Aunque la explicación más sencilla es que no haya nada que escuchar detrás de las puertas porque el futuro no suena en el presente, entonces ese rumor como de olas se ha producido al presionar la oreja contra la madera y lo único que he podido escuchar son los ruidos de mis propios líquidos fluyendo por mi cuerpo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Historias a seguir

No se le podría asignar un color o una edad a la ciudad. Parecía que EL PRIMER HOMBRE puso la primera piedra y desde entonces cada ser humano nacido ha dejado algo, algún objeto, algún hijo, algún recuerdo en la ciudad. Es por eso que uno se siente extraño, como observado, como insignificante, cuando está dentro de las murallas.

Dicen que muchas personas ejercieron su poder dentro de la ciudad, pero como todos iban muriendo de forma violenta poco a poco el que tenía ansia de poder se iba a probar suerte en otras ciudades hasta que nadie quiso hacerse cargo de ella ni por la fuerza, ni por mandato del emperador. Con el tiempo, el emperador descubrió que los funcionarios eran la mejor forma de mantener si no controlada la ciudad, sí bajo su bandera.

Uno de estos funcionarios, Arnoldo García, fue el primero en darse cuenta de que los habitantes de la ciudad cambiaban constantemente. Estuvo tres años en la oficina de correos antes de pedir el traslado, y otros tres antes de que se lo concedieran, pero fue a partir del segundo año cuando empezó a elaborar teorías. Nadie enviaba más de dos o tres cartas. Montones de cartas devueltas con el sello YA NO VIVE AQUÍ.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Quiere controlar tu sueño


Quiere controlar tu sueño
Quiere decir tu deseo
Quiere poder
Quiere ser tu único dueño
Quiere que no armes jaleo
Quiere joder.

Quiere ser el presidente
Quiere ser el más votado
Quiere poder
Quiere engañar a la gente
Quiere verte dominado
Quiere joder

Manolo el politiquillo
Piensa que se está labrando
el porvernir
llenándose los bolsillos
trepa, se está preparando
para morir.
imagen obtenida de la red

lunes, 22 de septiembre de 2008

OTRAS VEREDAS PALABRERAS III


Como siempre que hago una foto de estas y la cuelgo es porque se me ocurren varias historias. Esta fue tomada en una calle de un barrio antiguo en Córdoba.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Los nosotros

Michelle es ese tipo de personas que jamás abandona la adolescencia. Una adolescencia positiva y llena de energía que a veces uno dice pufff, porque es difícil convencerlo a uno hoy día para ir a las cinco de la mañana a mariscar cangrejos y pulpos a Caños, o para agarrar la bici un domingo por la mañana.

Michelle se echó novia y se casaron pronto. Ella es varios años mayor que él, se pusieron de acuerdo y tuvieron una hija. Michelle, no tenía un trabajo fijo y por ello ejercía de amo de casa sin mayores problemas que la carga de algunos miembros de su familia y la de algunos "amigos" a los que les parecía que eso de intercambiar papeles...

Tuvieron otro hijo y bien. Pero un día, mientras Michelle se dedicaba a las tareas del hogar y de cuidar al más pequeño pensó que no quería a sus hijos. Inmediatamente pensó que estaba mal pensado porque no está bien no querer a los hijos, pero realmente en su interior una voz decía que no quería. Pero tenía que quererlo y no quería y tenía que quererlo y no quería y teníaquequererloynoqueríayteníaquequererloynoquería....

Cuando su mujer llegó a casa todo era normal. El niño estaba durmiendo después de comer, la comida de ella y de Michelle estaba hecha lista para ser servida. Sin embargo, Michelle no estaba. Bueno, no estaba en el lugar que debía estar, que tampoco sé muy bien cuál es. Michelle estaba dentro de un armario llorando.

Aunque el psiquiatra le dijo que a veces uno desea tirar a sus hijos por la ventana, y que la diferencia está en hacerlo o no hacerlo, Michelle no superó aquel sentimiento de no querer y del deber de quererlos. Dicen que no segrega una sustancia que todos deberíamos segregar para pensar como se debe y no quedarnos pillados en las conversaciones con nosotros mismos.

Sigue siendo amo de casa y cuidando a la perfección a sus hijos, depende de las pastillas, claro. Y los días (o semanas) de bajón, se hace un hueco en el armario para llorar.

La última vez que hablé con él sobre su enfermedad me preguntó que si yo recordaba cómo era él antes, le dije que sí, era el adolescente entusiasmado, pues eso, me dijo, es difícil acostumbrarse a llevar una vida mediocre y aceptarla como señal de que uno está bien.


lunes, 15 de septiembre de 2008

Sin encontrarle título

Unos recuerdos azules se pasearon por el techo de la habitación charlando entre ellos. Durante un momento la conversación paró y lo miraron. Fue un solo instante, después siguieron hablando mientras se dirigían a la ventana. Por allí salieron.

Él se quedó pensando en el color de aquellos recuerdos. Era evidente que le pertenecían de algún modo a pesar de la libertad con que se movían fuera de su cabeza y la indiferencia que mostraban hacia él, de otro modo no podrían llamarse recuerdos. Pero por qué eran azules. Tal vez fueran recuerdos del mar, viviendo en Cádiz uno tiene muchos días azules en los ojos de la memoria. Tal vez eso explicaba la indiferencia con que lo miraban y lo indiferente que quedaba su corazón al verlos pasar. Seguramente eran cualquier recuerdo de verano o cualquier día de pesca. No sé. También estaban las cortinas azules del salón de su tía Ana, allí fue la primera vez que... y otros muchos recuerdos que estaban en aquel salón. Además tenía una camiseta azul que odiaba con tda su alma y también tenía una relación desagradable con aquellos recuerdos de camiseta azul que no se había atrevido a tirar.

Realmente, tiene que admitir que no reconoció a los recuerdos. A mejor eran los recuerdos infernales del vecino de arriba. Eso explicaría que estuvieran de pie en el techo y que lo mirasen con absoluta indiferencia. Aunque lo verdaderamente problemático de haber visto unos recuerdos azules andando por el techo no era el hecho de ser azules, que fue lo que le llamó la atención, sino que lo recuerdos son invisibles.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Los otros

Mi madre cuenta que en el momento del parto de mi hermana, la Virgen de la Oliva se le presentó y le dijo llama al médico que la niña viene malamente. Efectivamente, el médico tuvo que dar la vuelta con su mano a mi hermana para ayudarla a nacer y cuando le preguntó cómo le había dado por llamar a un médico (antes atendían las parteras estas cosas), ella le contó lo de la aparición. El médico no tenía hijos y le quiso comprar a mi hermana, un magnífico ejemplar de bebé de 4,5 kgs. aunque esa es otra historia.


C/ Sacramento. Cádiz.


Mi abuelo Currito el lechero nos contaba que cada vez que pasaba por una parte del camino entre su casa y la casa de mi tía salía una mujer y le pegaba. Era un fantasma. Algo le habrías hecho abuelo, le decíamos nosotros, pero él decía si no me creéis tengo testigos. Efectívamente había muchos testigos. Los testigos no veían nada, pero escuchaban los guantazos, aunque decían que mi abuelo no ponía cara de dolor sino de terror.

Me fui de camping con otra pareja y por la noche estabamos hablando en la puerta de la tienda cuando él se quedó mirando la nada, como si pasara alguien entre las dos tiendas, después dijo qué habrá hecho en vida que arrastra una pena tan grande, y acto seguido se metió en la tienda y se durmió, a la mañana siguiente no recordaba nada.

Mi amiga Loli tiene que dormir con las piernas tapadas porque viene un tío que le quiere cortar las piernas. Esto le pasa desde pequeña. Le sigue pasando. Cuando me enteré y le pregunté, me dijo que el tío venía con un hacha con intención de cortarle las piernas, pero que si dormía con las piernas tapadas no aparecía, lo ve como yo y ella nos vemos y vemos a las personas en la vida real. Aunque sabe (porque se lo dijeron) que no es verdad, ella lo sigue viendo y se sigue tapando las piernas incluso en las peores noches de agosto.

Yo veo pasar muchas personas por la calle, y tengo unos cuantos amigos, de momento, todos me parecen reales, aunque algo extraños...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Historia de amor

Dos de mis primos se enamoraron de adolescentes, pero sus respectivos padres no les dejaron hacerse novios...

Con el tiempo mi prima se separó del marido y a mi primo lo echaron de su casa por pegarle a la mujer. Se reencontraron y vieron que no eran adolescentes. No eran los mismos cuerpos y la vida les hirió el carácter. Aún así se miraron y pensaron que tal vez..., quizás buscando otra oportunidad, quizás intentando regresar en el tiempo. Sí, lo han adivinado. Fue un desastre, lo que eran se impuso a lo que deseaban (si de verdad lo deseaban) y no estuvieron ni una semana juntos.

Mi prima había tenido un novio, hacía mucho tiempo, que la maltrataba y amenazaba con suicidarse si lo dejaba. Mi primo siguió siendo un maltratador, aunque igual de guapo, tiene hijos con tres mujeres distintas. Aunque nada tenga que ver una cosa con la otra.

Pero digo yo que aquella historia de amor en la que participamos los demás primos y amigos de la época facilitando encuentros furtivos, oyendo varias veces el relato de un beso y viendo miradas chispeantes que iban y venían de una cabeza loca a otra cabeza loca, fue una verdadera historia de amor.


lunes, 8 de septiembre de 2008

Agnóstico

Imagen encontrada en la red


Cuando uno dice que no cree en Dios, nada ocurre, a lo sumo algún cándido devoto piensa que uno tiene aún el alma recuperable y durante unos minutos (el tiempo que tarde en darse cuenta de que no) le acosa a uno con amores abstractos y enemigos imaginarios y con preguntas socráticas y con todas esas cosas que uno con el tiempo oye con la misma actitud del que espera a que escampe para continuar una conversación soleada.

Cuando uno dice que no cree que la realidad sea tal como la pintan los políticos, ni tal como la fotografían los periodistas, ni siquiera tal y como era esta mañana desde la perspectiva de uno, nada ocurre. A lo sumo la conversación deriva hacia política alternativa o filosofías individuales que a veces a uno le interesa escuchar (las más), y a veces uno piensa que para qué dijo nada.

Pero (esto tenía que tener un pero), cuando uno dice que no cree en el amor...

Qué quieres que te diga, me pasó como con el cristianismo, al principio le tuve fe, ya sabes, leer a Bécquer (mira que ponerle Gustavo Adolfo al muchacho) y ver a las compañeras de clase en franca progresión hacia el mundo adulto le crea a uno espectativas. Incluso tuve amores no correspondidos e hice versos de adolescente enamorado.

Después tuve una o dos decepciones que no me descreyeron sino que me llevaron a pensar que aún no había encontrado al verdadero amor, a esa edad uno cree, qué coño.

Y llegó el amor verdadero, ese que te hace vivir momentos de película, de novela (o novelón), ese original como no hay dos y etc, etc...

Juas, del amor han opinado hasta los cangrejos, algunos con más prudencia y otros con más pasión, algunos desde la óptica de la razón y otros desde la ceguera del corazón.

Y si uno se va descreyendo a base de lecturas y experiencias, si uno sabe que no se piensa igual desde la ofuscación que desde la tranquilidad de un día de vacaciones en la playa por ejemplo...

Pues sí, está mal visto no creer en el amor y su parafernalia (encima Dios es amor), y parece que uno va a recibir la maldición de un amor negativo pasional por escupir para arriba. Y parece que si uno no cree en el amor ya no podrá escribir una buena historia, ni contactar con el público, ni ser un buen amigo, ni mejorar cada vez que te folle, ni meterse a monja ni a testigo de... esos.

En fin, cada sociedad tiene sus dioses.

PD: No hagas como los cristianos y no preguntes ¿entonces, en qué crees?

sábado, 6 de septiembre de 2008

Historia sin moraleja

Barullito se vino a vivir a Cádiz y se enganchó. Recuerdo que cuando nos dijo que había probado la heroína le echamos un broncazo y le dijimos que era peligroso, pero él contestó que sólo había sido una vez y que no lo haría más. Cuando era consumidor habitual lo que decía normalmente era que la mierda no lo controlaba a él sino que él la controlaba. Cuando era basura decía que la mierda lo mataría.

Tuvo un hijo, se casó, salió y entró y salió y entró y alrededor pasaron esas cosas que pasan...

Barullito fue a ver a mi primo Lolo cuando lo del accidente del quad. Me contó que le había dicho tú que procuras ser feliz y te cuidas por poco te matas y yo que lo llevo intentando varios años con la mierda no lo consigo.

La hermana del Barullito escribió un libro cuyo protagonista no era él, pero el personaje que estaba enganchado se le parecía, y su hermana le dedicó el libro.

Barullito terminó suicidándose como se matan en mi pueblo. Se ahorcó.


Escrútame tus ojos

Sorpréndeme la boca
Sujeta entre tus manos
esta cabeza loca;
Dame a beber veneno
el malvado veneno
que te moja los labios
a pesar de ser bueno.

Alfonsina Storni

jueves, 4 de septiembre de 2008

...consite en saber distinguir la realidad...

Lo de arriba es parte de un texto zen.



imagen de la revista digital quadtreros


Digo yo que en este mundo en que vivimos los límites, mal que le pese a ciertos dirigentes, están muy difusos. El límite entre la razón y la locura por ejemplo, entre la verdad y la mentira, entre la realidad y la ficción o el sueño....

Mi primo Lolo tenía un quad. Cuando iba al campo con él siempre llevaba ropa adecuada y casco. Imagino lo bien que se lo pasa uno dando botes con el quad y poniédose perdido de barro. Imagino la descarga de adrenalina y estrés...

Estaba de vuelta, se incorporaba a la carretera, unos diez metros hasta la gasolinera, el casco en el codo (total diez metros), y una mano le hizo señas para que se incorporase, dado que su visibilidad no era buena decidió hacer caso y se incorporó justo en el momento en que un xsara a ciento cuarenta intentaba ocupar el mismo espacio....

Cuento todo esto no por lo del casco, ni por el brutal accidente.

La memoria de mi primo se borró. Recuerda haber estado de barbacoa para el cumpleaños de su hija (dos días antes del accidente), y haberse acostado después de que los invitados se hubieran marchado.

Cuando aparece en el hospital, sin poderse mover, con la boca destrozada, una pierna colgando, vendas por todas partes y el cuerpo hinchado y rasguñado, no lo cree. Piensa que esa no es la realidad. Su mente no acepta. Pide despertarse.

Como no despierta intenta cosas que quizás uno intentaría en sueños o porque no quiere soñar esto. A veces se pone violento y dice que como no está pasando da lo mismo.

La primera vez que hablé con él incluso le metía mano a las enfermeras y me decía que daba igual porque no era la realidad.

Después me contó lo que yo he contado de la memoria, pero no se lo creía.

De esto hace un año.

La última vez que hablé con él (ya incluso monta en bici) me dijo que tuvo que aceptar como real lo que le contaron, pero que para él, se acostó después del cumpleaños y se despertó en el hospital. Y que a veces, cuando está solo o cuando entra en algún lugar que debería serle cotidiano siente la realidad un poco extraña.

lunes, 1 de septiembre de 2008

LAS MUJERES Y LOS LUGARES COMUNES

Mujer Dulce

Era una mujer tan dulce que su marido se volvió diabético

Mujer imán

La mujer imán siempre llevaba a los hombres pegados a sus tacones. La mujer imán atraía las miradas de las mujeres y su sola presencia convertía en hombres a los niños. La mujer imán tuvo una relación de atracción fatal y desde aquel día arrastra pesadas cadenas de hierro en su alma.

Mujer dulce II

La mujer dulce tenía los ojos de miel, la boca de mazapán y los pechos de caramelo. Cuando uno se cruza con la mujer dulce siempre tiene ganas de darle un mordisco y los golosos dicen que se la comerían entera. Pero todos coinciden en que la dejarían para el postre o para después de la siesta.

Mujer zorra

La mujer zorra aprende en cabeza ajena, por eso cuando un hombre le dice "te amo" nunca más vuelve a visitarlo.

Mujer modelo

La mujer modelo es tan lista, tan mona, tan simpática, tan buena... que nadie soporta estar a su lado.

Mujer café

Cuando uno bebe en los ojos de la mujer café, ya no duerme en toda la noche.