lunes, 29 de septiembre de 2008

Las Puertas del pentágono (1ª parte)

Imagen tomada de la red


Aquí hay cinco puertas y las cinco están cerradas. Por alguna de ellas he llegado a esta habitación vacía de tenue luz, pero como todas las paredes son iguales y todas las puertas son iguales, ya no recuerdo qué puerta me trajo aquí. Imagino que cada puerta representa algo en mi vida, que detrás de cada puerta está uno de mis posibles futuros, pero como no recuerdo mi pasado y mi presente es tan extraño, no sé qué puerta abrir.


La habitación tiene cinco paredes y cada pared tiene una puerta. La puerta está justo enmedio de la pared. A partir del marco hasta la esquina hay cinco pasos largos, desde la esquina hasta la próxima puerta hay cinco pasos largos. Deduzco que las lpuertas están justo en medio de su correspondiente pared. Las paredes miden lo mismo y son todas iguales. Si uno se pone de espaldas a una puerta y mira lo que tiene enfrente, esto resulta ser una esquina.

Creo que estoy dentro de un pentágono de cinco lados iguales. Me he tendido en el suelo y he mirado la unión del techo con las paredes y me parece que todos los lados son iguales. El techo es muy alto. Yo nunca había visto una habitación con el techo tan alto. Como la habitación tiene cinco lados y de cada puerta a la esquina hay cinco pasos he calculado que el techo debe tener cinco metros, pero no lo he podido medir.

Me pregunto si llegué aquí por voluntad propia o me trajeron por algo que hice. Si estoy aquí por voluntad propia al menos una de las cinco puertas debería abrirse, si me trajeron para encerrarme no se abrirá ninguna. Las puertas son sencillas, no tienen ningún cerrojo y en sus pomo redondos no hay ranura para ninguna llave. Me he registrado y no llevo llaves. Que tengan cerrojos por dentro no significa que por la cara oculta no los puedan tener.

Debería intentar abrirlas pero no me atrevo. He pensado que dos de las puertas pueden referirse a los sueños, una a los malos y otra a los buenos, en otra puerta debe estar mi pasado y en otra el futuro, pero no sé por qué la quinta. De todas formas abra la que abra siempre será futuro, suponiendo que se puedan abrir, claro. Son puertas anchas y altas, de madera, lo sé porque las he tocado, pero no he sentido ninguna vibración.

He puesto el oído en todas las puertas y en todas ellas se escuchaba lo mismo. Un rumor de mar. Tal vez esta habitación esté hundida en el océano o pertenezca a las bodegas de algún buque. Pero si es así me debo haber acostumbrado al movimiento del mar hace mucho tiempo, porque no lo noto. Quizás la habitación sea una cápsula que navega por el espacio. El espacio podría tener un ruido de estrellas lejanas y de explosiones pasadas y sonaría igual que el rumor del mar. Aunque la explicación más sencilla es que no haya nada que escuchar detrás de las puertas porque el futuro no suena en el presente, entonces ese rumor como de olas se ha producido al presionar la oreja contra la madera y lo único que he podido escuchar son los ruidos de mis propios líquidos fluyendo por mi cuerpo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

lindo! Tenés razón: el futuro no se oye. El pasado sí. Por veces oigo un ruido de risas de infancia, que me deja triste. Porque sé que nunca más mis risas seran como antes. Despreocupadas.
No debia, pero me pregunto: Bush sentira algo así, en su pentagono??
unha aperta!

Elemento dijo...

Me has metido bién en tu pentagono, ¿y sabes?, no me produce claustrofobia, incluso me siento bien; lo que si tengo es curiosidad, volveré. Por cierto, eso es más o menos lo que me parece de alto, unos.. cinco metros, si.

Juanjo Merapalabra dijo...

Imagino que aunque no lo parezca también Bush tendría infancia maray, jejeje.

Vaya gracias.