sábado, 26 de diciembre de 2009

Extraños cruces de caminos

Los caminos de palabras son tan extraños como los caminos de la realidad, aunque no creo que las veredas palabreras difieran mucho de las vitales. Ahora que estoy intentando que no se me caigan tres cosas que me llevan todo el tiempo, que intento decidir para sobrellevar, o dejar, o abandonar, o relegar (que no es lo mismo aunque a veces me lo parezca), en un alto de dos horas en el camino me llegó un regalo de una profesora (gracias Pilar) que parece decirme que los senderos de palabras son mi camino. El libro se llama Por favor, sea breve, 2 y es una antología de cuentos cortos, cortísimos, como los que están de moda entre los blogger o los que yo mismo intento escribir de vez en cuando por aquí. Vaya coincidencia.

Aunque claro, no creemos en casualidades, o más bien, todo es casualidad para el que no comprende el mundo, y claro, ese soy yo. Así pues, las coincidencias así de bonitas son bienvenidas, recibidas con los brazos abiertos y una sonrisa. Ya en un primer vistazo he comprendido que el libro me iba a encantar, y sé que algunos, de los relatos que están ahí van a formar parte de mi repertorio de narrador oral, y entiendo que otros me enseñarán a hacer mis propios relatos con más sabiduría, y otros me dejarán pensando durante días, como a veces pasa cuando los dedos de algunas palabras te tocan directamente la neurona tonta.