viernes, 28 de noviembre de 2008

De Eduardo Galeano

En el blog de Soledad Felloza lo leí. Muchas veces digo que cuando cuento cuentos lo que quiero es hacer la revolución, a veces de tanto decirlo se le olvida a uno seguir reflexionando sobre ello. La palabra viva no cambia nada, aunque modifica los corazones, y para mi eso es lo más importante de la revolución. Pero también hay que hablar alto cuando uno está hasta los c..., y también hay que poner en palabras el pensamiento político, eso es parte de la responsabilidad del que puede pensar y escribir. Gracias Sole por poner el texto, lo reproduzco aquí por si hay gente que llega a este blog y no al de Sole.


Por Eduardo Galeano

¿Obama probará, desde el gobierno, que sus amenazas guerreras contra Irán y Pakistán fueron no más que palabras, proclamadas para seducir oídos difíciles durante la campaña electoral?

Ojalá. Y ojalá no caiga ni por un momento en la tentación de repetir las hazañas de George W. Bush. Al fin y al cabo, Obama tuvo la dignidad de votar contra la guerra de Irak, mientras el Partido Demócrata y el Partido Republicano ovacionaban el anuncio de esa carnicería.

Durante su campaña, la palabra leadership fue la más repetida en los discursos de Obama. Durante su gobierno, ¿continuará creyendo que su país ha sido elegido para salvar el mundo, tóxica idea que comparte con casi todos sus colegas? ¿Seguirá insistiendo en el liderazgo mundial de los Estados Unidos y su mesiánica misión de mando?

Ojalá esta crisis actual, que está sacudiendo los cimientos imperiales, sirva al menos para dar un baño de realismo y de humildad a este gobierno que comienza.

¿Obama aceptará que el racismo sea normal cuando se ejerce contra los países que su país invade? ¿No es racismo contar uno por uno los muertos invasores en Irak y olímpicamente ignorar los muchísimos muertos en la población invadida? ¿No es racista este mundo donde hay ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría, y muertos de primera, segunda y tercera?

La victoria de Obama fue universalmente celebrada como una batalla ganada contra el racismo. Ojalá él asuma, desde sus actos de gobierno, esa hermosa responsabilidad.

¿El gobierno de Obama confirmará, una vez más, que el Partido Demócrata y el Partido Republicano son dos nombres de un mismo partido?

Ojalá la voluntad de cambio, que estas elecciones han consagrado, sea más que una promesa y más que una esperanza. Ojalá el nuevo gobierno tenga el coraje de romper con esa tradición del partido único, disfrazado de dos que a la hora de la verdad hacen más o menos lo mismo aunque simulen que se pelean.

¿Obama cumplirá su promesa de cerrar la siniestra cárcel de Guantánamo?

Ojalá, y ojalá acabe con el siniestro bloqueo de Cuba.

¿Obama seguirá creyendo que está muy bien que un muro evite que los mexicanos atraviesen la frontera, mientras el dinero pasa sin que nadie le pida pasaporte?

Durante la campaña electoral, Obama nunca enfrentó con franqueza el tema de la inmigración. Ojalá a partir de ahora, cuando ya no corre el peligro de espantar votos, pueda y quiera acabar con ese muro, mucho más largo y bochornoso que el Muro de Berlín, y con todos los muros que violan el derecho a la libre circulación de las personas.

¿Obama, que con tanto entusiasmo apoyó el reciente regalito de setecientos cincuenta mil millones de dólares a los banqueros, gobernará, como es costumbre, para socializar las pérdidas y para privatizar las ganancias?

Me temo que sí, pero ojalá que no.

¿Obama firmará y cumplirá el compromiso de Kyoto, o seguirá otorgando el privilegio de la impunidad a la nación más envenenadora del planeta? ¿Gobernará para los autos o para la gente? ¿Podrá cambiar el rumbo asesino de un modo de vida de pocos que se rifan el destino de todos?

Me temo que no, pero ojalá que sí.

¿Obama, primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos, llevará a la práctica el sueño de Martin Luther King o la pesadilla de Condoleezza Rice?

Esta Casa Blanca, que ahora es su casa, fue construida por esclavos negros. Ojalá no lo olvide, nunca.



Y gracias a Galeano por escribirlo.

martes, 25 de noviembre de 2008

Soledades


imagen de la red


Entró solo en la casa, y desplomó en el sofá con un suspiro sonoro que nadie escuchó. Unos minutos después se levantó y se quitó el abrigo, dejó las llaves y volvió al sofá. Se envolvió en la manta de viaje y puso la tele con el mando a distancia. La voz de las noticias llenó la habitación durante unos segundos, después anuncios, después un programa concurso, después un fragmento de película..., y así fue pasando canales sin prestar atención hasta quedarse dormido. Cuando despertó eran las tres de la mañana y la tele seguía parloteando ajena a su propia soledad. La apagó y se acostó en su cama solo. Antes de quedarse dormido se dijo "mañana será otro día", y otra voz en su interior le contestó: "y seguirás solo".

sábado, 22 de noviembre de 2008

Tan lejos

Hoy estuve en tus sueños húmedos
lo sé porque al despertar
sentía el calor de tu deseo en los labios.

martes, 11 de noviembre de 2008

El bosque

El bosque no es el mismo de día que de noche. Las sombras son distintas, mi mirada es distinta, mi imaginación tiene alas y mi corazón me hace sentirme vivo. El bosque es extraño por la noche, sus habitantes no son los mismos, me miran atentos, esperando. El bosque es extraño por la noche. Soy un extraño en la noche para el bosque.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cuando la lógica se impone


Mi amigo José Francisco y yo éramos tan buenos amigos en el colegio que decidimos que cuando crecieramos y lo permitiera la ley nos cambiariamos el nombre como signo de amistad, él se lo cambiaría por Juan José y yo por José Francisco. El recreo nos lo pasabamos jugando a los tebeos que a los dos nos encantaban o charlando mientras nos comíamos el bocadillo. Fue él quien me quitó la primera novia que no llegué a tener: "la Chari", y fue él quien me habló por primera vez de la mágica monarquía en términos sospechosos.

Yo era un niño lógico. Mi abuelo Curro decía que hay que aplicarle la razón a todo. En los juegos que hacía para sus nietos siempre había una relación causa consecuencia. Sus nietos teníamos desde pequeños una mirada preguntona que buscaba el por qué de las cosas, incluso antes de que nos llegara esa edad en la que se pregunta por qué a cada palabra que te dicen. Así con ocho años, yo me consideraba un pragmático, aunque no me sabía la palabra.

Jose Francisco me dijo un día en el recreo, los reyes magos son tus padres, y yo sin dudar le dije que eso no era lógico. Bastante bien conocía yo a mis padres, vivía con ellos. Ante la cara que puso mi amigo le dije ¿y como van a dejarle juguetes a niños que ni conocen? preferirían dejármelos a mi.

No hombre, no, dijo Jose Francisco, son los padres de cada uno.

Eso tampoco tiene lógica dije yo, y cómo se ponen de acuerdo para saber qué día dejar los juguetes.

Porque lo hacen siempre el mismo día, dijo él.

Hay muchas cosas que no se sostienen, le dije yo, por qué razón nos iban a mentir en semejante tontería, además si los padres de todo el mundo no se ponen de acuerdo en la mayoría de las cosas importantes, en esta imagínate. Puestos a comprarnos juguetes, ya lo hacen cuando tienen dinero, no comprendo muy bien por qué tendrían que ser los padres.

Jose Francisco se fue donde Gonzalo Chacón y le soltó lo de la lógica y lo del poco sustento de la afirmación. Como ninguno de los tres entendíamos mucho de tradiciones decidimos que el primo de Gonzalo, que tenía dos años más, nos quería engañar, pero que al aplicarle la razón a lo que había dicho le habíamos descubierto.

Era noviembre y así quedó, pero en diciembre a pesar de que llevabamos la razón sin duda, registramos los armarios, y aparecieron cabos sueltos que no habíamos tenido en cuenta, mi madelman, la bici de mi hermana, y resultó que contra todo pronóstico lógico, los reyes eran los padres.