lunes, 27 de enero de 2014

Salir de la rutina diaria

Rutina, más que rutina, siempre lo mismo, siempre. Siempre. No en la calle, ni en el trabajo, era siempre lo mismo dentro de su cabeza. Sin quitarse esa forma de ver la realidad, la realidad no penetraba en su alma.

Todo cambiaba a su alrededor, todo se producía y moría a sus pies, en sus ojos, pero en su pensamiento todo era igual. Rutina, más rutina, siempre lo mismo. Por mucho que le echase la culpa a su educación, a la cultura en la que estaba integrado, a su propia soledad, la culpa no le quitaba el velo mental que lo cubría todo.

Un beso, sólo un beso verdadero, con poder, con alma, con historia, con futuro, con lengua y saliva. Un beso destruiría los muros neuronales que le impedían salir de su propia cabeza.

Tan sólo esa idea ya abrió una ventana. Ahora, todo es diferente, siempre hace lo mismo con la esperanza de que esa vez todo se vuelva distinto, ahora es el loco que pide besos por la calle.

lunes, 20 de enero de 2014

Solo a veces

A veces conviene echar la vista atrás. Desandar una parte del camino para asomarse a los acantilados ya escalados, para sorprenderse con las elecciones que se hicieron en los cruces de caminos. Para darse cuenta de que aquel que eligió, aquel aventurero arriesgado, aquel caminante que no miraba atrás y que nos trajo hasta aquí, ya no somos nosotros. Ese que es la causa de dichas y diretes, ese que recordamos fue, pero no es. Quienes nos sentamos aquí delante le debemos cosas. 

Todo. 

Pero esa mirada al pasado infinito, ínfimo por culpa de la memoria, es sólo para recargar pilas, para tomar impulso, para hacer nuevas huellas sobre caminos aún no caminados, no encontrados. Ese parar, volver, mirar por encima del hombro, es en realidad otro paso hacia adelante. Como poner otro pilar sobre el que seguir construyendo una vida contada, imaginada, que no llega a ser verdad porque es de palabras.