jueves, 4 de septiembre de 2008

...consite en saber distinguir la realidad...

Lo de arriba es parte de un texto zen.



imagen de la revista digital quadtreros


Digo yo que en este mundo en que vivimos los límites, mal que le pese a ciertos dirigentes, están muy difusos. El límite entre la razón y la locura por ejemplo, entre la verdad y la mentira, entre la realidad y la ficción o el sueño....

Mi primo Lolo tenía un quad. Cuando iba al campo con él siempre llevaba ropa adecuada y casco. Imagino lo bien que se lo pasa uno dando botes con el quad y poniédose perdido de barro. Imagino la descarga de adrenalina y estrés...

Estaba de vuelta, se incorporaba a la carretera, unos diez metros hasta la gasolinera, el casco en el codo (total diez metros), y una mano le hizo señas para que se incorporase, dado que su visibilidad no era buena decidió hacer caso y se incorporó justo en el momento en que un xsara a ciento cuarenta intentaba ocupar el mismo espacio....

Cuento todo esto no por lo del casco, ni por el brutal accidente.

La memoria de mi primo se borró. Recuerda haber estado de barbacoa para el cumpleaños de su hija (dos días antes del accidente), y haberse acostado después de que los invitados se hubieran marchado.

Cuando aparece en el hospital, sin poderse mover, con la boca destrozada, una pierna colgando, vendas por todas partes y el cuerpo hinchado y rasguñado, no lo cree. Piensa que esa no es la realidad. Su mente no acepta. Pide despertarse.

Como no despierta intenta cosas que quizás uno intentaría en sueños o porque no quiere soñar esto. A veces se pone violento y dice que como no está pasando da lo mismo.

La primera vez que hablé con él incluso le metía mano a las enfermeras y me decía que daba igual porque no era la realidad.

Después me contó lo que yo he contado de la memoria, pero no se lo creía.

De esto hace un año.

La última vez que hablé con él (ya incluso monta en bici) me dijo que tuvo que aceptar como real lo que le contaron, pero que para él, se acostó después del cumpleaños y se despertó en el hospital. Y que a veces, cuando está solo o cuando entra en algún lugar que debería serle cotidiano siente la realidad un poco extraña.

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