
He lamido el suelo para saborear las pisadas de los peatones,
son agrias como los sueños no cumplidos y los bandos equivocados,
pisadas cargadas de huesos y kilos de más,
de dentaduras postizas y sonrisas forzadas,
saben a páncreas enfermos e hígados alcoholizados.
No se mantiene en boca mucho tiempo,
debe ser gente apresurada o a la que le queda poca vida,
y al tragar mezclada con saliva se siente en la garganta
la poca tierra de sus tumbas,
la ceniza de sus incinerados y algún meado de sus perros.
La ligera salinidad la debe poner la humedad del mar
y los lejanos recuerdos a detergente
los pone el Servicio de Limpieza de Conciencias en las Aceras
del ayuntamiento. Donde debía estar la ficha de cata
solo hay una pegatina gastada que indica como recuperar
el coche que se llevó la grúa.
Pero eso es para conductores.
3 comentarios:
Sombrerazo, sí señor.
Ya hablaré yo con Usted con más calma.
Un abrazote.
Gracias por darme con el sombrero.
Intentaremos que por lo menos tengamos tiempo para hablar que últimamente siempre nos vemos poquito y con mucha gente que desea hablar con usted don micro.
Nada, nada: nos buscamos un huequito la próxima en el Pay.
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