martes, 2 de junio de 2009

CUENTOS GRATIS


A medida que uno va acumulando años de narrador también acumula funciones gratis, colaboraciones sin ánimo de lucro o por esta o aquella causa. El cero siete, encierros universitarios, contra el cable, para la cruz roja, en el ateneo libertario, contra no se qué, en favor de no sé cuantos...

Claro, así visto no parece mal, a mi no me parece mal. Pienso que el oficio de narrar es un oficio comunitario, y que uno debe servir a la comunidad también con su oficio, en ciertas ocasiones también sin cobrar.

El domingo, cuatro narradores de Cádiz nos fuimos a Granada a contar un cuento cada uno en un maratón que se hace porque sí, sin pedir permisos municipales, sin anunciarlo en prensa, a la antigua usanza de los trovadores, aquí me paro y aquí cuento. Me encantó. Una de esas veces que es como si le hubieran hecho a uno un regalo de cumpleaños que quería. Salimos llenos de energías y renovados para continuar el oficio por más años, que digo años, SIGLOS.

Pero esto no siempre pasa. A veces no es tan así.

Lo primero que tengo que decir es que últimamente casi siempre que cuento gratis lo hago con el egoísta motivo de apoyar la narración oral, ya sea en un maratón como el de Granada o en un festival de cuentos como el de Cádiz de la semana pasada. Y la verdad es que aparte del motivo egoísta suele ser el sitio donde más te agradecen que vayas.

Viniendo de Granada en el coche estuvimos hablando de lo de contar gratis. Algún narrador dijo ya que contó gratis para que no pasara el cable de alta tensión España-Marruecos por Tarifa, después aceptaron una sustanciosa compensación económica por el paso de tal cable y a él, que contó gratis para que no pasara por allí se le quedo la cara de tonto que todavía tiene, por supuesto no le dijeron que como habían cobrado a él también le iban a pagar.

Tal vez algún narrador que lea esto ha escuchado alguna vez eso de "contáis gratis pero así os dáis a conocer". Como si los programadores se hubieran dado cita el día que tu ibas a contar en aquel sitio.

Otro narrador contó en el coche (volviendo de Granada) que le dijeron "vienes a contar gratis y así nos cubres un hueco que nos queda". ?¿

Quizás han escuchado por teléfono como escuché yo "¿ah, pero cobráis?"

O quizás, como también me ha pasado, se han enfadado con ustedes que todos los años lo venían haciendo gratis y este año, dicen que no, ya sea por agenda o por pereza, que da igual.

También se enfadarón una vez que me negué a actuar gratis en un acto que patrocinaba Mcdonald.

Otra cosa que tienen las actuaciones gratis: el trato.

A veces, me han invitado a cenar en un garito pagando más de lo que hubiera cobrado yo por la función, bueno no a veces, me ha pasado una sola vez. Pero eso no es lo normal.

Como es gratis, se les olvida los requisitos técnicos que pediste, no anunciaron que era sólo para adultos, los niños están sólos y todos los mayores menos tú se van a tomar cerveza, y una vez no vinieron ni los organizadores del evento (estaba yo sólo).

Claro, con los años uno va aprendiendo y sabe que no todo el que te pide que vayas a actuar gratis lo hace por una causa o con conocimiento de causa (ah, y en un garito me dijeron que no pagaban pero que podía sortear una botella de güisky), y que debes preguntar una serie de cosas, y que debes estar convencido de la causa sea política, social o festiva, y que quien te llama sabe bien a qué te dedicas.

Yo intento asegurarme fundamentalmente de dos cosas, de que me va a gustar contar para esas personas (voy a disfrutar contando) y de que me van a tratar como si cobrara el caché de Alejandro Sanz. Después se equivoca uno muchas veces, aunque con los años menos. Y ya digo que en los dos últimos sitios genial, de esos que animan a seguir contando y que te dan ganas de decir: gracias por dejarme contar aquí.





3 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

A mí me pasa que no hay fiesta de cumpleaños o escapadas de fin de semana con los colegas en los que no escuhe eso de: "que Bea nos cuente cuentos".

Y si solo ocurriera una vez y si solo fuera un cuento, pues no pasaría nada. Pero no. Son unos cabrones sin compasión. Les da igual si tienes la regla o no. Un cuento, solo un cuento, por fa.

Ahora entiendo a mi madre cuando preguntaba: y el ama de casa ¿cuándo descansa?

Juanjo Merapalabra dijo...

A mi me pasaba hasta que decidí contar siempre el mismo, cuando llevan veinte fiestas escuchando lo mismo, ya nadie te pide un cuento :)

Enrique Páez dijo...

Juanjo: esta narración de lo cotidiano, sin pretensiones literarias, tiene todo la fuerza y la intriga de los buenos cuentos. Ya ves, yo leo ya con deformación profesional.