
Cuando dijo lo de morir de pie no pensaba que iban a tardar tanto en matarlo. Tenía los pies hinchados y aún no había aparecido nadie para matarlo. Podía haber dicho que prefería seguir sentado mientras decidían cómo lo mataban. Pero como lo único que sabían era que iba a morir de pie ahí estaba, de pie, esperando. Y para colmo mandaron un mensaje a los superiores y ese día no llegó respuesta. Lo dejaron de pie por si llegaba la orden de matarlo de inmediato. Cuando el verdugo por fin llegó al amanecer y le puso la pistola en la nuca, no sentía los pies y tenía tanto sueño que parecía borracho. Vaya manera más indigna de morir la suya. Y todo por una frase que había leído en un cartel.
5 comentarios:
é o que acontece a quem segue as palavras "ao pé da letra" como dizemos aqui...:)
Pero el Ché no dijo nada de morir tumbado. Durmiendo es lo suyo, no me diga...
Un abrazo, jefe.
Felicidades por tus muertitos. Ya sabes cómo me gustan :)
Repito el comentario que me había comido varias palabras con las prisas. Decía que:
Pobre hombre, menuda espera más angustiosa. Me gustó esta muerte y que le llegara estando borracho de cansacio.
Publicar un comentario