sábado, 13 de septiembre de 2008

Los otros

Mi madre cuenta que en el momento del parto de mi hermana, la Virgen de la Oliva se le presentó y le dijo llama al médico que la niña viene malamente. Efectivamente, el médico tuvo que dar la vuelta con su mano a mi hermana para ayudarla a nacer y cuando le preguntó cómo le había dado por llamar a un médico (antes atendían las parteras estas cosas), ella le contó lo de la aparición. El médico no tenía hijos y le quiso comprar a mi hermana, un magnífico ejemplar de bebé de 4,5 kgs. aunque esa es otra historia.


C/ Sacramento. Cádiz.


Mi abuelo Currito el lechero nos contaba que cada vez que pasaba por una parte del camino entre su casa y la casa de mi tía salía una mujer y le pegaba. Era un fantasma. Algo le habrías hecho abuelo, le decíamos nosotros, pero él decía si no me creéis tengo testigos. Efectívamente había muchos testigos. Los testigos no veían nada, pero escuchaban los guantazos, aunque decían que mi abuelo no ponía cara de dolor sino de terror.

Me fui de camping con otra pareja y por la noche estabamos hablando en la puerta de la tienda cuando él se quedó mirando la nada, como si pasara alguien entre las dos tiendas, después dijo qué habrá hecho en vida que arrastra una pena tan grande, y acto seguido se metió en la tienda y se durmió, a la mañana siguiente no recordaba nada.

Mi amiga Loli tiene que dormir con las piernas tapadas porque viene un tío que le quiere cortar las piernas. Esto le pasa desde pequeña. Le sigue pasando. Cuando me enteré y le pregunté, me dijo que el tío venía con un hacha con intención de cortarle las piernas, pero que si dormía con las piernas tapadas no aparecía, lo ve como yo y ella nos vemos y vemos a las personas en la vida real. Aunque sabe (porque se lo dijeron) que no es verdad, ella lo sigue viendo y se sigue tapando las piernas incluso en las peores noches de agosto.

Yo veo pasar muchas personas por la calle, y tengo unos cuantos amigos, de momento, todos me parecen reales, aunque algo extraños...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eu tive um cabrito de menina. Na realidade, foi comprado pra ser comido no natal, mas eu achava que era meu bichinho de estimação. Um belo dia comecei a passar mal, febre alta, assim, de repente. Fui pro colo de minha avó. De repente ela olha pra fora e vê o cabrito estrebuchando. Ele morreu. Eu não.
Muito estranha essa vida, não é?
PS: você me entende ou tenho que tentar usar meu portuñol?
besos

Juanjo Merapalabra dijo...

Bueno ser un alma gemela con un cabrito es raro la verdad :)

Seguramente si me hablases no me enteraría de nada, pero leo bastante bien portugués si lo escribes despacio, lo que si soy incapaz de escribirlo, y hablarlo, pero no te apures que te leo bien.

beijos.

Enrique Páez dijo...

Juanjo:
Estos son como microcuentos magníficos, de lo cotidiano. De lo que te he leido, es de lo que más me gusta.

Juanjo Merapalabra dijo...

Vaya, me alegro que te hayan gustado Enrique, seguiremos aprendiendo. Gracias.