lunes, 8 de septiembre de 2008

Agnóstico

Imagen encontrada en la red


Cuando uno dice que no cree en Dios, nada ocurre, a lo sumo algún cándido devoto piensa que uno tiene aún el alma recuperable y durante unos minutos (el tiempo que tarde en darse cuenta de que no) le acosa a uno con amores abstractos y enemigos imaginarios y con preguntas socráticas y con todas esas cosas que uno con el tiempo oye con la misma actitud del que espera a que escampe para continuar una conversación soleada.

Cuando uno dice que no cree que la realidad sea tal como la pintan los políticos, ni tal como la fotografían los periodistas, ni siquiera tal y como era esta mañana desde la perspectiva de uno, nada ocurre. A lo sumo la conversación deriva hacia política alternativa o filosofías individuales que a veces a uno le interesa escuchar (las más), y a veces uno piensa que para qué dijo nada.

Pero (esto tenía que tener un pero), cuando uno dice que no cree en el amor...

Qué quieres que te diga, me pasó como con el cristianismo, al principio le tuve fe, ya sabes, leer a Bécquer (mira que ponerle Gustavo Adolfo al muchacho) y ver a las compañeras de clase en franca progresión hacia el mundo adulto le crea a uno espectativas. Incluso tuve amores no correspondidos e hice versos de adolescente enamorado.

Después tuve una o dos decepciones que no me descreyeron sino que me llevaron a pensar que aún no había encontrado al verdadero amor, a esa edad uno cree, qué coño.

Y llegó el amor verdadero, ese que te hace vivir momentos de película, de novela (o novelón), ese original como no hay dos y etc, etc...

Juas, del amor han opinado hasta los cangrejos, algunos con más prudencia y otros con más pasión, algunos desde la óptica de la razón y otros desde la ceguera del corazón.

Y si uno se va descreyendo a base de lecturas y experiencias, si uno sabe que no se piensa igual desde la ofuscación que desde la tranquilidad de un día de vacaciones en la playa por ejemplo...

Pues sí, está mal visto no creer en el amor y su parafernalia (encima Dios es amor), y parece que uno va a recibir la maldición de un amor negativo pasional por escupir para arriba. Y parece que si uno no cree en el amor ya no podrá escribir una buena historia, ni contactar con el público, ni ser un buen amigo, ni mejorar cada vez que te folle, ni meterse a monja ni a testigo de... esos.

En fin, cada sociedad tiene sus dioses.

PD: No hagas como los cristianos y no preguntes ¿entonces, en qué crees?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

as crenças alheias só são preocupantes quanto são impostas aos outros, na minha modesta opinião. Se não for assim, cada um com a sua, não importa. Porque crenças existem tantas quase como gente no mundo. Acho que faz parte da natureza humana crer em alguma coisa. Nem que seja na descrença.
Acho que se pode ter amores, sim, crendo ou não no amor.
Desejo bons amores pra você, porque a minha crença pessoal é que amores são gostosos. Fazem bem à saúde.
Mas essa é mais uma crença. Acredita quem quiser.
besos!

Haldar dijo...

Pues, carajo, como que lo que queda para creer es uno mismo. Si ya Dios y las iglesia no tienen valor, si los politicos y sus seguidores sin unos pend... y ni sus madres creen en ellos, y si finalmente ya el amor ha perdido la pasion y la ilusion, no hay de otra, solo quedas tu. Y si al final ya no podemos creer ni en nosotros mismos, entonces, que mas queda?

Y no soy religioso y mucho menos politico, y algunas veces he puesto en duda el amor.

Abrazos

Haldar dijo...

Recuerdo que una profesora en la Universidad me llamaba "Haldar El Agnostico".

Juanjo Merapalabra dijo...

Estoy de acuerdo contigo Maray, los amores hacen bien. Gracias por los buenos deseos.

¿Qué nos queda? Bueno Haldar yo creo que reconstruir la realidad de nuevo, sin fe. Es más divertido y más vital. Espero, jejeje.

sinverweb dijo...

Haldar el Agnóstico es nombre para un personaje de George R. R. Martin (cuyas ficciones recomiendo sin ningún tipo de ecuanimidad). Pues yo pienso que "el amor", así en singular, es como "las mujeres" o "los hombres" o "los gallegos": una idea platónica que nada tiene que ver con esto que llamamos realidad cuando no tenemos ganas de porfiar. Y que hay amores de muchas clases, la mayoría de los cuales no desembocan en la coyunda. Y que amamos muchas cosas y muchas personas un poquito (pero a uno mismo sobre todo). Ahora, el AMOR, ese amor romántico, volcánico, eterno, contradictorio y total, menos mal que no existe. O todo lo otro sería menos que una foto cuarteada y amarilla en el doblez de una cartera abandonada en el fondo de un baúl sumergido en el mar.
El amor eterno dura cinco segundos y acaba con el último espasmo.

sinverweb dijo...

Haldar el Agnóstico es nombre para un personaje de George R. R. Martin (cuyas ficciones recomiendo sin ningún tipo de ecuanimidad). Pues yo pienso que "el amor", así en singular, es como "las mujeres" o "los hombres" o "los gallegos": una idea platónica que nada tiene que ver con esto que llamamos realidad cuando no tenemos ganas de porfiar. Y que hay amores de muchas clases, la mayoría de los cuales no desembocan en la coyunda. Y que amamos muchas cosas y muchas personas un poquito (pero a uno mismo sobre todo). Ahora, el AMOR, ese amor romántico, volcánico, eterno, contradictorio y total, menos mal que no existe. O todo lo otro sería menos que una foto cuarteada y amarilla en el doblez de una cartera abandonada en el fondo de un baúl sumergido en el mar.
El amor eterno dura cinco segundos y acaba con el último espasmo.

Juanjo Merapalabra dijo...

Bueno quizás más que amores se les podría llamar afectos, con lo cual el amor queda aún más desierto.

Estoy totalmente de acuerdo con usté en la última frase de su repetido post.