lunes, 7 de abril de 2008

Barbate Lee

No me digan que no parece que después de este título voy a decir algo así como Be water, my friend. Afortunadamente, no están rodando en Barbate otro anuncio de Bruce Lee, sino que es una campaña de animación a la lectura en la que participé esta mañana con mi espectáculo infantil Cuentos con corazón.

Dos funciones con niños de siete a ocho años. A veces, uno se pregunta cómo es posible que esos niños sean capaces de sacarle a uno como narrador cosas que los mayores no son capaces. Yo no lo sé muy bien, aunque supongo algunas cosas.

Lo primero es que a ellos no hay que convencerlos de nada, van allí dispuestos a pasar un buen rato escuchando cuentos. En los espectáculos para mayores hago conversación, larga conversación para llegar a la historia, para mí es como pescar, algo que sólo he hecho dos veces en mi vida, así que diré al contrario, pescar debe ser como atraer al público adulto a una historia con una conversación, haciendo cada vez más interesante el anzuelo hasta que zas, se lo tragaron y ya están escuchando la historia interesados sin remedio. En los espectáculos para niños uno sabe que les han dicho que van a escuchar cuentos y que ese es precisamente el anzuelo, para que después lean. Así que con ellos me permito empezar con una extraña historia sobre instrumentos africanos (una muy antigua leyenda de mi invención).

Claro, yo me considero contador de historias, no experto en animación a la lectura, así que me digo a mi mismo, y a quienes me contratan, que cuando uno se aficiona a las historias las busca donde sea, de boca de alguien, en el cine, y por supuesto, en los libros. Claro que yo me lo creo, aunque a veces creo que es una excusa que me doy a mi mismo y a los demás.

De todas las maneras, si hay un cuarteto de cuerda de la Filarmónica de Londres que anima a leer sólo tocando, ¿por qué no puedo yo sólo contando?.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

claro, que puedes , si entrastes en mi sueño para robarme un beso como no vas a entrar en las mentes limpias y con ganas de saber de un niño besos andaluz.

Anónimo dijo...

yo tuve una abuela que me contaba estorias. Cuando yo aprendi a leer y ella tuvo un AVC, era yo que contaba estorias pa ella. Infelizmente, no creo que me comprendese, debido a su salud. Pero me miraba. Eso me bastaba.
Y sí, yo soy loca por lectura.
(puedo escribir en portugues? Tengo verguenza de mi portuñol)

Juanjo Merapalabra dijo...

Vaya gracias, lucía, eso espero.

Maray, yo también llegué a la lectura porque me contaban y la sed fue más grande que la capacidad de generar historias nuevas de mi madre, mi abuelo, y mis tíos.

Estaré encantado de leerte en portugués, lo leo bastante bien, aunque no soy capaz ni de hablarlo ni de escribirlo. Quizás la sed de historias también me llevó a leer en portugués.