martes, 25 de marzo de 2008

Soneto

Estoy tirando cuadernos y blocs de notas para concederme espacio en la vida real. Lo aprovechable lo guardo en un disco duro virtual y así me puedo deshacer de lo material. Después tengo la intención de que algunas cosas me sirvan cuando las corrija. Pero he aquí que me encontré con este soneto del año 88, y antes de que me deje de parecer gracioso lo voy a postear. Ya me opinaréis de él si osáis leello.

No tengo por qué ser la expresión más pura
que antaño me quisieran adjudicar,
simplemente debo medir y rimar
como manda la antigua estructura.

Pero tanto si es mala mi escritura
como si voy algún premio a ganar,
todos hemos de coincidir en aclarar
que aunque sin gracia ni amargura,

no soy sino un pobre soneto, señores,
que sin tener en sí nada aprovechable
aparece frase a frase en el cuaderno

esperando que alguno de los lectores
al leer su medida y rima indeseable
condene su metro a las llamas del infierno.

2 comentarios:

Enrique Páez dijo...

Juanjo:
Todo es intentarlo, pero este soneto tiene el metro de manga ancha, con las sílabas distraidas. Pero había que intentarlo.
Tus microrreflexiones sobre el amor, sin embargo, son realmente buenas. Abrazos

Juanjo Merapalabra dijo...

Gracias maestro. Ya sé que soy un sonetista pésimo incluso cuando me esfuerzo, aunque no fuera este el caso. No soy todavía buen crítico de mi mismo, quizás por las prisas, quizás porque aún no sé distanciarme. Pero prometo ir aprendiendo. Abrazos y bienvenido.