miércoles, 26 de marzo de 2008

Amorerías III

Revueltos los días en ocupadísimas cosas, llegan a casa con la cabeza cansada de estar sobre los hombros.

Las miradas se posan en las miradas para ver cuán exhausto está el pensamiento del otro. Sin tiempo para hablarse, sin tiempo para amarse, sin lugar para conversaciones poéticas.

Ni ganas de ponerse a recoger.

Tan sólo el alivio de acostarse uno junto a otro sintiendo el calor de los cuerpos cansados que no quieren hacer el amor, pero sintiendo el olor del amante que se duerme poco a poco.

Y así, en un eco de sentimientos, sumergen sus mentes en el bosque de los sueños para recoger la fruta del descanso. Mañana habrá aventura, cumplimiento de sueños y dos seres que se aman en la misma ciudad, pero sus lejanos trabajos tan sólo permiten la trabazón del pensamiento del amor. Marido y mujer entre semana y amantes los fines de semana.

Pero hay momentos, hay sueños, hay trabajos para los sueños.

El empeño inunda el amor, la solución se presiente cercana y el amor crece, las miradas despiertas se cruzan en el mar del deseo, los ojos fabrican diamantes con sus brillos y las lenguas plantan estrellas.

Todo se armoniza. Todo empieza a ordenarse, y las cosas cotidianas de la vida dejan de ser un duro esfuerzo para convertirse en una dulce aventura que compartir con la persona amada.

2 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

Umm, ¡inagurando blog! voy a enlazarlo pa´que lo disfruten je,je

LUCIA-M dijo...

me gusto mucho es bonito sentir asi , mana mucho amor y mucha ternura felicidades