viernes, 11 de mayo de 2012

Protestas

Lo miremos por donde lo miremos, nos gusta quejarnos. Lo sabemos. Por eso cuando nos lo dicen lo asumimos. Pero claro. Claro. A mí me gusta quejarme, pero también habrá que reconocer que no veas la que nos está dando el capitalismo bestial últimamente. Poniendo sus gobiernos y dictando órdenes a diestro y siniestro. Si esto parece Rusia, lo digo por lo del capitalismo feroz. Aunque quizás tendríamos que decir China, también capitalismo feroz.

En fin, que mañana me voy a protestar. A decir que no me gustan las cosas que están pasando. A pedir que rectifiquen los que nos gobiernan. A apoyar un poquito la revolución con mi presencia indignada y con mi queja.

Yo siempre que digo que cuento cuentos para hacer la revolución. También cuando me preguntan digo que soy profesor para hacer la revolución. Porque pienso que hacer la revolución, hacer que las cosas cambien es más cosa de una actitud vital que de un día de protesta o de unos cuantos gritos en una manifestación. Pero a veces la manifestación es necesaria.

Por cierto, a la manifestación voy con mi niño de nueve años. Porque pienso que así lo educo también en hacer la revolución, si alguien me pregunta, también tener un niño es hacer la revolución. Quizás más la mágica que la política, pero desde luego la política también.

Bueno, no es una historia corta, como las que suelo poner por aquí, pero es una historia. Y desde luego tiene que ver es con una etiqueta de las que pongo mucho: "problemas con la realidad". La realidad no está bien, y pretendo ayudar a cambiarla.

Nos vemos en la manifestación del 12 M. Nos vemos en otras muchas protestas, nos vemos en las palabras, entre ojos y gargantas, nos vemos al calor de una buena idea para vivir mejor, compartir mejor y ser más felices. Nos vemos cambiando el mundo.


2 comentarios:

Microalgo dijo...

Pues allí estuvimos los dos y no nos vimos... yo estaba por la parte dedelante.

Juanjo Merapalabra dijo...

juas, yo por la parte de detrás, esto es coincidir y no encontrarse, pero las casualidades nos volverán a unir. No es posible que no vuelva a coincidir con un público tan fiel como usted, antes en las funciones y ahora en las escasas palabras que aquí aparecen. Gracias por estar en la manifestación, en los escenarios (encima y como público) y en el blog (en el suyo y en el mío), un fuerte abrazo.