martes, 7 de julio de 2009

Amor de madre

El niño llora, su mamá lo tiene en brazos mientras habla por teléfono, pero como llora lo tiene que soltar en el sofá. El perro mira al niño llorando en el sofá y se acerca al mismo tiempo que la madre se vuelve y va a la cocina para que el ruido del niño llorando sea más leve y pueda entender algo de la conversación que está manteniendo con su amiga. El perro mete la cabeza en el regazo del niño para olerlo y éste le agarra fuerte de los cachetes. El perro le gruñe porque no le gusta, el niño sigue llorando porque ahora se asusta del perro y encima le escuece el pañal que hace más de dos horas que está mojado. La madre habla y habla. El perro ladra: un ladrido, de perro, profundo, justo en la cara del niño. El niño se calla un momento y el silencio se produce en el salón, sólo se oye a la madre hablar en la cocina, habla, habla, habla. El niño suelta al perro y llora más fuerte pataleando. El perro va a la cocina y le ladra a la madre. La madre le da una patada al perro mientras enciende un cigarrillo porque el ladrido no la deja escuchar y el llanto la está poniendo nerviosa. Un momento le dice al teléfono, tapa con la mano la parte inferior del auricular, asoma la cabeza por la puerta del salón y grita, queréis callaros de una puta vez los dos carajo. El perro entonces empieza a ladrar como un condenado mientras el niño llora más fuerte, se avalanza hacia la madre y le da un mordisco en el cuello que no suelta hasta que la mujer deja de patalear en el suelo. Va donde está el niño que llora, le lame la cara manchándola de sangre y se sienta a esperar a que llegue el padre.

2 comentarios:

Raúl Ciriza dijo...

Vale que la madre sea imbécil, pero de ahí a matarla... qué coño, me he quedado muy tranquilo con ese final.

Voy a espiar más el blog. Enhorabuena.

Juanjo Merapalabra dijo...

Gracias, bienvenido, estás en tu casa, puedes ir a la nevera y agarrar lo que te parezca.