lunes, 9 de febrero de 2009

Principio


imagen de la red

El sabor de la sangre no le pareció malo, era su espesor lo que le daban arcadas. Aún así, apartó las moscas con una mano y siguió bebiendo para no morir, para completar el rito y la promesa de beber su sangre y comer su corazón. Ahora solo quedaba matar a sus hijos, tomar a su esposa y la estirpe del que se hacía llamar Adán, el primer hombre, quedaría borrada para siempre del paraíso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero los planes no salen siempre como queremos...

Afortunadamente.

Oye, ¿qué fue de Lilith? Así de gilipollas hemos salido los hombres, que descendemos de uno que repudió a su primera esposa porque a ella le gustaba jugar al "arre caballito"...

Huy. Lo mismo cuelgo un post sobre eso. Me isnpira, Usted.

Un abrazo, maestro.

Haldar dijo...

Bueno, como serian las cosas ahora? Quien sabe...

Juanjo Merapalabra dijo...

Microalgo debe ser que la muchacha gritaba mucho jugando a eso que usté dice y los vecinos protestaron. Me alegra inspirarle, expirarle ya es más complicado. Abrazos.

Haldar seguramente serían como son, quizás por eso somos tan bestias.