domingo, 24 de abril de 2011

Sacar los pies fuera del tiesto

Imagen de la red


Caminar sin rumbo solo para darse cuenta al final de la vida de haber estado dando vueltas en círculo es como dar una vuelta un domingo por la mañana y volver a casa para el almuerzo.

Pero claro, tan peligroso es lo uno como lo otro.

Lo primero porque nuestra esperanza nos lleva a seguir adelante en esa carrera circular y la segunda porque cuando uno pone el pie fuera de su casa y cierra la puerta no sabe exactamente qué va a pasar, por mucho que lo tenga planeado, por mucho que sea un acto cotidiano repetido cada día de trabajo y cada día de fiesta.

El camino cambia, a veces de forma sutil, a veces tan exageradamente que cuando volvemos a poner el pie dentro de nuestra casa ya no somos los mismos, ni la casa tampoco.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Ya lo decía Cortázar, es cierto.

Pero bueno, trazar un círculo no tiene menos sentido que caminar en línea recta o incluso seguir una secante (cual lirón de Alicia). Y tiene la ventaja de volver, con la carga de nostalgia que ello alivia (y luego genera, véase Marco Polo).

Mucho levante para divagar con tino, Maese Gorrión. Un abrazo.