Concha Pérez Laínez veía cómo aquel tipo en el ascensor se estaba quitando los pantalones.
Concha Pérez Laínez veía cómo aquel tipo en el ascensor se quitaba la camisa.
Concha Pérez Laínez veía como aquel tipo se quitaba sus pequeñas prendas de ropa hasta la desnudez completa.
Concha Pérez Laínez fue besada, magreada, tocada, rozada y babeada, también ella se quitó la ropa.
Concha Pérez Laínez pensó que el ascensor era muy lento o el piso era muy alto mientras mordía a aquel tipo desconocido.
Pensó que tal vez estaba en New York. ¿Pero qué hacía ella en Nueva York?
Poco a poco fue sintiendo cómo todo se evaporaba. O mejor dicho; sintió cómo cobraban fuerza la cama, las paredes, la mesita de noche. Seguía con los ojos cerrados pero era imposible seguir soñando y se daba cuenta de cómo el sueño dejaba paso a la imaginación, así como estaba... a imaginar, se dijo.
3 comentarios:
A ver porque los sueños no tienen que terminar como dios manda, es que... me indigna jajaja.
claro que siempre queda la imaginación. Muy bueno.
gracias elemento.
jajajajjajaja, la pobre estaba a millon, ajajajjaja. Bueno, a seguir con la imaginacion. Y dicen que esos son los mejores sueños, sera verdad?, ejejejje
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